Recomendaciones para las bibliotecas de secundaria
0Como bien saben y recomiendan las instituciones internacionales como por ejemplo la IFLA, trabajar con estándares siempre supone un beneficio en cuanto a la realización de las tareas propias de un centro. Esto permite establecer unas condiciones más adecuadas con los diferentes elementos del entorno. En este caso, os queremos hablar sobre los estándares para bibliotecas escolares de secundaria que ofrece la School Library Association del Reino Unido y que pueden ser aplicables a nuestras bibliotecas.
Tal como se puede leer en la propia web de la SLA, Ginette Doyle, que fue presidenta, comenta que la misión de la asociación es apoyar a las bibliotecas y que estas recomendaciones sirvan para proporcionar una hoja de ruta que permite cumplir las escuelas con sus objetivos.
A diferencia de otros instrumentos que elabora la SLA, este estándar se encuentra en acceso abierto y con formato PDF. La SLA edita una serie de directrices que son de pago o bien sólo disponibles para miembros autorizados. Estas directrices se centran en algún aspecto concreto, como por ejemplo en las necesidades educativas especiales de los niños. En cambio, este estándar que comentamos quiere ayudar a mejorar la calidad de la biblioteca, no sólo unos servicios.
Este documento está redactado de una forma muy pautada y sencilla, de manera que las diferentes bibliotecas interesadas en aplicarlo pueden tomar las recomendaciones como base y aplicarlas profundizando con los criterios que mejor se adaptan a la realidad de cada biblioteca.
El documento para bibliotecas de secundaria se estructura en diferentes apartados que responden a los diferentes aspectos de la biblioteca: los profesionales, los espacios, la gestión de las ·coleciones y el presupuesto.
Entre sus recomendaciones, se pone énfasis en los profesionales que hay en una biblioteca. Dedica un apartado para explicar el número y nivel de formación, entre otras cuestiones, que debe tener el personal para cada biblioteca. En este apartado se indican aspectos como la relación entre el número de alumnos de una escuela y el número de trabajadores, diferenciando entre la figura del bibliotecario y la del asistente de biblioteca.
En otro apartado se comentan exclusivamente las funciones del bibliotecario escolar. Sorprende encontrar que el bibliotecario escolar debe ser considerado como el jefe de un departamento académico dentro de la escuela, aspecto que actualmente dista bastante de nuestra realidad, según hemos visto en otros artículos de este blog.
Sobre el entorno, defiende la idea de que debe haber un lugar para que los alumnos puedan estudiar, pero también se deben tener en cuenta otras necesidades como la de espacios para hacer trabajos en grupo, espacios de formación o para el ocio; recomendando fomentar la lectura con áreas informales y relajadas. En ningún caso, la biblioteca se debería utilizar para otras actividades no pertinentes como la de realizar reuniones de padres.
Un último apartado interesante a comentar son las recomendaciones sobre la gestión de la·colección que pueden dar pie a la creación de políticas de·colecciones por parte de las bibliotecas escolares.
En la misma línea que este documento, la SLA también ha elaborado una guía dirigida a las escuelas de primaria en la que a través de diferentes aspectos propios de una biblioteca como los espacios o la organización proponen recursos para mejorarla.