Salisbury, Martin. 100 joyas de la literatura infantil ilustrada. Barcelona: Blume, 2015. 216 p. ISBN 978-84-98018-24-0. 29,90 €.
Hay gente que va a los museos en busca de arte, y hay quien recurre a los álbumes ilustrados para encontrarlo. Porque es en los álbumes ilustrados donde el arte se expresa con mucha libertad. Un arte que, simple o complejo, tiene como principal objetivo llegar a todos los públicos acompañado de una historia que contar, con o sin palabras. Y ello lo encontramos en 100 joyas de la literatura infantil ilustrada, escrito por Martin Salisbury y editado por editorial Blume.
A través de sus páginas, y de una manera cronológica, el lector se sumerge en un auténtico museo de arte literario, donde cubierta e ilustración se entremezclan con un pequeño escrito que incluye contexto histórico, breve explicación del autor y peculiaridades del ejemplar ilustrado en cuestión. Además, destaca información importante en negrita que hace referencia a la ilustración. Los títulos aparecen en negrita, y con el título original en primera posición, otorgándole mayor autoridad a la obra ilustrada.
Este espectáculo visual da la vuelta al mundo a lo largo de los últimos cien años de ilustración. En él encontramos tendencias muy dispares como el futurismo, el constructivismo, el romanticismo, el futurismo italiano y el neorromanticismo de posguerra, entre otros. En cada una de ellas se refleja la realidad de la época, ya que reflejan las preocupaciones sociales desde una óptica más infantil y familiar durante los dos últimos siglos hasta llegar a nuestros días.
Destacan grandes clásicos como Beatrix Potter, el elefantito más querido por todos, “Babar”, Pequeño azul y pequeño amarillo o El libro inclinado. Ante esta obra, el lector no sólo admira sino que también descubre nuevas facetas. Éste es el caso de Vladimir Mayakovsky, teórico del futurismo y escritor de un libro de catorce poemas para niños, en los que asociaba palabras que el propio lector podía deconstruir y recrear. Sorprende también encontrarse con grandes ilustradores de los que crees conocerlo todo y aún te sorprendes con Un salto a la Luna, escrito por Janice May Udry e ilustrado por uno de los grandes artistas que se esconden tras un pincel, Maurice Sendak.
Con esta obra maestra queda claro que nos queda mucho recorrido por hacer aún, y que los grandes artistas siguen expresando todo su sentimiento y conocimiento a través del arte. El mundo tendrá sus territorios, sus diferencias y sus similitudes, pero con trabajos editoriales como éste, queda clara una cuestión: la no existencia de fronteras para la expresividad del sentimiento humano y que el arte es uno de los grandes lenguajes universales.
Maria del Mar Tusell
De la 2n promoció de l’ Escola de Llibreria
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