Bibliotecas. Buenos Aires: Godot, 2023. 136 p. ISBN 978-84-125786-2-1. 14,90 €.
Una biblioteca es una recolección de libros, una selección y una elección. Este libro, titulado Bibliotecas, es una antología de relatos de catorce autores hispano-americanos que nos deleitan con su prosa poética. Si su objetivo ha sido homenajear los quince años de publicación de Ediciones Godot, lo han hecho; pero lo que más han conseguido es que sus piezas literarias sean distintas miradas sobre el amor y la pasión por los libros en el entorno cotidiano. Se mezclan y entrelazan reflexiones sobre este refugio libresco cuyo eje identitario son los lectores y los libros. Demos un breve paseo por ellos.
El primero: «Palabras que quiero usar alguna vez», de Katya Adaui. Cuenta la historia de una niña que tuvo una biblioteca antes de nacer y de saber leer, gracias a que su madre quería tener casa y biblioteca propias. Esto le llevó a formar la suya, que más tarde uniría con la de su compañera. Juegan a prestarse y recomendarse lecturas.
El segundo: «Biblioteca deformada», de Selva Almada. Nos habla de que sus comienzos lectores fueron en bibliotecas públicas, después crea su biblioteca mental hasta crear la suya particular. Sentía que una casa sin libros era como entrar en una casa sin alma. Ahora, por una mudanza, los tiene embalados y los echa de menos.
El tercero: «Nuestra biblioteca», de Jazmina Barrera. Es la historia de una niña a la que su madre le lee cuentos en voz alta todas las noches, cuando aprende a leer, finge para que no lo deje de hacer. Ya de mayor conoció a quien sería su amado. Comenta las coincidencias y gustos por los mismos libros. Subraya la importancia de estas emociones.
El cuarto: «Mi biblioteca de hoy y la Lisboa del mañana», de Jorge Carrión. Escribe sobre su biblioteca actual, y dice que es un ser que ha ido creciendo con él. De las circunstancias de tener que cambiarla de lugar y de clasificar los libros. Su vida se puede leer como un intento de construir la biblioteca que no tuvo de niño.
El quinto: «Los libros que viven con uno», Luis Chitarroni. Una mudanza hizo que tuviera que dejar atrás sus libros. Hubo más y cada una trajo una nueva metodología de orden. De cómo compraba más libros de los que podía leer. Y de su afición en épocas por leer solo de un autor. Habla también de los libros de artes visuales.
El sexto: «Cierto tipo de desorden», de María Sonia Cristoff. De la construcción de una biblioteca y sobre el desorden acumulativo de libros. Del gusto porque convivan con esta indisciplina y de la decisión de no acumular. Y de la creación de apéndices por el resto de la casa que coincidía cuando comenzaba a escribir un libro nuevo.
El séptimo: «Los libros más interesantes del mundo», de Mercedes Halfon. Nos cuenta desde sus primeros libros de niñez hasta el hábito adquirido de comprar libros que hizo que se ampliara su biblioteca. Habla de coleccionar libros leídos y otros que se ansían leer. Y de la sugerencia de leer un libro clásico al año.
El octavo: «Separación», de Martín Kohan. Cuando te marchas de casa por una separación y te dejas los libros y más cosas. Te avisan que tienes que llevártelos. Entonces vuelven a tu hogar de niño donde vivías con tus padres. Ahora convive con los libros que necesita en el momento, pero sabe que los otros están cerca en la distancia.
El noveno: «Los libros gordos, los libros flacos y los libros medianos», de Brenda Lozano. Sobre el arte de pasearse por los libros e ir anotando en ellos y de las cosas personales que vas dejando entre sus hojas. De la nostalgia de los libros infantiles y de cómo para una mudanza acomodaba por tamaños en cajas los libros grandes, pequeños y medianos.
El décimo: «El orden del caos», de Carla Maliandi. No tenía una sola biblioteca, sino varias repartidas por toda la casa y de cómo había más libros acostados en cualquier parte que los ordenados en su lugar. Y de la fusión de su biblioteca con la de su pareja, había sido este hecho el punto más alto de su relación.
El decimoprimero: «El tribolite humillado», de Emiliano Monge. Del amor a leer los diarios y los libros en papel. Sobre el orden y el desorden de los libros y el modo de ordenarlos. De sus dolores de rodillas y espalda por los esfuerzos de estos traslados para clasificarlos. Y de los recortes de los diarios que encuentra en sus libros.
El decimosegundo: «Una biblioteca», de Dolores Reyes. De cómo toda biblioteca debe tener un cartel que diga «Se prestan libros». De este gusto de prestar, aunque, a veces, no te los devuelvan. Se prometió no hacerlo, pero se dio cuenta que no había nada más hermoso que compartir libros. Y escribe sobre su biblioteca clásica.
El decimotercero: «Mi biblioteca fantasma», de Edgardo Scott. Hace diez preguntas sobre el orden de la biblioteca. De cómo su padre editor y librero no llegó a tener una; en cambio, su madre sí logró tener una modesta. Sobre el gusto de las bibliotecas ordenadas y pulcras. Y de la llegada de la digitalización.
El decimocuarto: «¿Cuántos libros nos quedan por leer?», de Reynaldo Sietecase. Escribe de cómo los libros están vivos, son amigos y testigos silenciosos de la existencia humana. De la identidad de una biblioteca y los objetos que la acompañan, que también pueden leerse. Habla del amor y de los vínculos de tener libros, a pesar de tener acceso virtual.
Todos estos relatos son pequeñas islas que forman un archipiélago de deliciosas historias sobre la importancia y complicidad que nos dan los libros. Por eso Jorge Luis Borges dejó dicho: «Siempre imaginé que el Paraíso sería algún tipo de biblioteca».
Carmen Canet
Doctora en Filología Hispánica, profesora de Lengua y Literatura, autora de Legere, eligere: 99 aforismos sobre la lectura y de Cipselas (Polibea, 2022)
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