Gallego Cuiñas, Ana. Cultura literaria y políticas de mercado: editoriales, ferias y festivales. Berlin; Boston: Walter de Gruyter, 2022. VIII, 301 p. Disponible también en línea en: https://www.degruyter.com/document/doi/10.1515/9783110765090/html. ISBN 978-3-11-076507-6.
Interesante investigación la que lleva a cabo la profesora Gallego Cuiñas para analizar el comportamiento del mundo y el mercado literarios en lengua castellana en la actualidad, centrándose en la evolución que están experimentando en el siglo XXI los modelos relativos a los propios autores, a la edición y a los dos tipos de eventos que los protagonizan, que son las ferias y los festivales literarios.
Se articula el libro en los tres ejes temáticos que conforman las tres grandes unidades o capítulos, que se titulan: 1) Cultura literaria, cultura del libro y cultura del escritor, 2) Teoría y práctica de la edición independiente, y 3) El boom de las ferias del libro y de los festivales literarios.
En la primera parte, con un enfoque eminentemente teórico y con abundantes referencias y citas de los autores e ideólogos más relevantes, la autora propone una nueva sociología de la literatura basada en lo que denomina la «crítica literaria del valor». Es una consecuencia de la gran transformación que supone el fenómeno de la globalización a finales del siglo XX en los estudios de sociología de la literatura. Conforme el mercado se hace global, hay una decadencia de la interpretación social de la literatura en favor de los enfoques culturales que devienen en el concepto de cultura literaria. Este se identificaría con una «… experiencia social y comunitaria de la performance de lo literario, que ha ido desplazando a la literatura, entendida como experiencia individual y estética de la lectura» (p. 28).
La autora va describiendo todas estas transformaciones, desde que se estandarizaron las «industrias y políticas culturales» de cara al consumo de masas en el siglo XX, para convertirse en «industrias creativas» en el XXI (también las «ciudades creativas», la «economía de la creatividad», etc.). Surge la noción de «comunidad letrada» y la figura del autor va siendo sustituida por la del escritor, más profesionalizada y cuya visibilidad mediática es fundamental. Me ha parecido de gran interés el último apartado, que se centra en el mercado editorial y sus transformaciones en las últimas décadas y cómo los grandes grupos y conglomerados con base en España (fundamentalmente Bertelsmann, Alfaguara, Planeta, Random House) han desarrollado políticas para copar el mercado iberoamericano.
La segunda parte del libro está dedicada al auge en las últimas décadas de las denominadas editoriales independientes, consecuencia de los avances tecnológicos y como reacción a los oligopolios y sus políticas editoriales uniformizadoras. El término «independiente», a pesar de ser de dominio común en la prensa cultural y en los estudios sobre el sector editorial, no está estandarizado y funciona muchas veces como sinónimo de otros adjetivos que se añaden a la palabra «editorial», tales como «pequeña», «mediana», «artesanal», «creativa» o «alternativa», entro otros. Frente a esta heterogeneidad, la autora emprende el estudio de 349 editoriales independientes de Latinoamérica y España desde la óptica de los valores –27 en total–, en consonancia con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y asociados a cuatro tipos de políticas, a saber: bibliodiversidad (15 valores), igualdad (6), sostenibilidad (3) e inclusión (3). Algunos de estos valores serían, por ejemplo, la presencia de autores noveles, la presencia de escritoras, el uso de materiales reciclados, los enfoques de género, la publicación en formatos adaptados, etc. A partir de los datos y apreciaciones obtenidas en las encuestas enviadas a la muestra se analiza en qué porcentaje se van aplicando dichos valores en los diferentes países, diferenciando editoriales pequeñas y medianas. El resultado es un panorama bastante completo del funcionamiento de este tipo de editoriales, pudiendo establecerse comparativas entre países y entre España y América, a lo que ayuda el acompañamiento de abundantes gráficas.
La tercera parte se centra en lo que denomina el boom de las ferias y festivales literarios, el fenómeno más visible de la espectacularización de la figura del escritor. La autora, en función del tamaño y orientación de los eventos, distingue tres tipos de ellos: globales, locales y comunales, y selecciona para su análisis a los que considera más representativos de cada uno de dichos tipos. Así, en el caso de las ferias del libro, la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara (México) actúa como modelo de feria global; la Feria de Editores (FED) de Buenos Aires, la Furia del Libro de Santiago de Chile y la ANTIFIL de Lima, serían locales, mientras que la Feria del Libro Independiente y Autogestiva (FLIA) de Bogotá representaría a las comunales. En cuanto a los festivales literarios, el Hay Festival de Cartagena de Indias (Colombia) sería global; el Festival Internacional de Literatura Buenos Aires (FILBA), el Festival EÑE, en Madrid, y el Festival Lit & Luz, celebrado de manera combinada entre México, D.F. y Chicago, serían locales. Por último, el Festival Diversidad Sexual de Zacatecas (México) representaría a los comunales. La autora utiliza el mismo sistema de medición de los valores realizado con las editoriales, si bien, en lugar de una encuesta, parte del análisis de los programas de las cinco últimas ediciones y otras vías de difusión como las páginas Web. Como en el capítulo anterior, las gráficas ayudan a la comprensión de los datos.
El libro de la profesora Gallego Cuiñas no es de fácil lectura. A diferencia de los informes o de los «estados de la cuestión» que quien hace esta reseña está más acostumbrado a leer, la autora utiliza un estilo denso, muy académico y abunda en planteamientos teóricos de especialistas, de los que da cuenta la extensa bibliografía que acompaña a cada uno de los capítulos. En todo caso, es un texto altamente informativo y, seguramente, pionero tanto por la metodología utilizada (crítica literaria del valor), como por el estudio de unos fenómenos tan actuales y complejos. Es una lástima que parte del análisis de las ferias y festivales haya coincidido con la pandemia del COVID-19, pues todos se resintieron por la falta de asistencia e incluso vieron amenazada su celebración, lo que dificulta extraer conclusiones sobre su evolución, dada la juventud de la mayoría de ellos. Obsérvese que, salvo la FIL de Guadalajara, que fue creada en 1987, las demás ferias y festivales se iniciaron bien entrado el siglo XXI. Es interesante el planteamiento que hace de cómo la «cultura literaria» está sustituyendo a la «cultura del libro», con lo que abre un debate sobre el futuro del libro. En cuanto a las editoriales independientes, nos gustaría tener a mano más cifras, con datos de mercado, como complemento a los análisis de valores y a las opiniones de los propios interesados, a veces muy «militantes» (sobre todo en el ámbito latinoamericano). Pero entiendo que tampoco es este el propósito del libro. No dudo del impacto positivo que esta investigación va a tener en el ámbito de la sociología de la literatura y de que este estudio no será sino el primero de una serie que muestre la evolución en el tiempo de estos importantes elementos del ecosistema del libro y la lectura.
Ramón Abad Hiraldo
Bibliotecario jubilado del Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos
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