Cuquerella Jiménez-Díaz, Ana. Del café al tuit: literatura digital, una nueva vanguardia. Valencia: Calambur, 2018. 382 p. (Criterios; 11). ISBN 978-84-8359-448-3. 25 €.
Las monografías sobre literatura digital no son abundantes en el ámbito del ensayo y la investigación. Más bien podríamos hablar de una paradoja funcional, en la medida en que el crecimiento exponencial de este tipo de literatura, considerada en sentido amplio, no se ha visto acompañada de estudios de carácter general que aborden la novedad del fenómeno dando fe de sus particularidades y características.
Sí son numerosos, al contrario, los estudios de casos, de movimientos o tendencias que, con carácter prospectivo, o simplemente descriptivo, aparecen en revistas científicas especializadas que, desde muy diversos puntos de vista (sociológico, psicológico, comunicativo, lingüístico, etc.) se han visto interpeladas en el análisis de sistemas relativamente recientes, pero con un alto nivel de aceleración en sus progresiones y novedades.
De ahí que sea de agradecer la aparición de una obra cuyos propósitos aparezcan claramente enunciados desde el mismo título de ésta. Desde las primeras páginas del libro aparecen claramente formulados sus objetivos: «el objetivo fundamental de este libro es tratar de situar la literatura digital en español como un eslabón más en la cadena de la historia de la literatura hispánica […] se ofrece una propuesta de canon abierto de obras de literatura digital hispánica representativas de dichas propiedades específicas».
No cabe ninguna duda, y la autora hace un amplio recorrido por la literatura científica más significativa al respecto, de que nos encontramos en un momento de cambio, de transformación de modelo provocado por las innovaciones en los sistemas de información y comunicación, innovaciones que revisten un carácter tecnológico primario, pero con derivaciones sociales, económicas y culturales sustanciales. Los cambios en los sistemas de comunicación, tanto en sus formas como en la prevalencia y jerarquía de sus componentes, han sido diagnosticados y definidos a lo largo de la historia con objeto de crear marcos de interpretación homogéneos.
Gilbert Cohen-Seat denominó como Iconosfera el entorno imaginístico surgido del invento del cine y de sus formas conexas o derivadas como la fotonovela y la televisión. Yuri Lotman, muy citado por la autora, nombró como Semiosfera el ambiente o entorno de signos que envuelve al hombre moderno, y del que, en consecuencia, la Iconosfera constituiría una de sus capas o componentes, Abraham Moles habla de Mediasfera. O para inscribir la aparición de este universo icónico nuevo en el decurso de la evolución humana, Régis Debray emplea términos como Logosfera, Grafosfera y Videosfera. Propuestas todas que nacían para afirmar la función fundamental que la imagen ha adquirido en la comunicación social contemporánea, mimbre central de un nuevo ecosistema cultural. No en vano ya en la segunda mitad del siglo XX surge el emblemático libro de Fulchignoni La moderna civiltà dell'immagine, traducida al francés como La civilisation de l’image, que serviría para calificar durante años el nuevo paisaje cultural.
Lo singular de la situación actual es la confluencia de todos estos medios en un sistema que incorpora procedimientos y canales comunicativos de forma integrada gracias a la digitalización de las formas de producción, distribución y recepción literarias. La literatura digital es una realidad consistente y documentada como demuestra solventemente la autora a lo largo de la obra.
Los diferentes capítulos de ésta ilustran el camino, el recorrido de la literatura digital tanto en sus interrelaciones con la literatura analógica como en el desarrollo de esquemas privativos del ámbito o del campo digital. Para ello analiza los fenómenos de la intertextualidad, (cap. 1, «De la intertextualidad analógica a la creación intertextual digital»); la remediación (cap. 2, «El concepto de remediación-trasposición»); la trasposición (cap. 3, «La trasposición como mecanismo dinamizador de la memoria»); la literatura digital (cap. 4 y 5, «Literatura digital global como literatura global», «Posicionamiento de la literatura digital en español»); y el canon digital (cap. 6, «El valor canónico de la literatura digital»).
La obra está llena de reflexiones teóricas, sugerencias metodológicas y propuestas programáticas originales y desarrolladas con rigor y amenidad, dada la combinación teórico-demostrativa que alienta todo el discurso, gracias a la cual la exposición de características y modalidades de los diversos modos de literatura digital aparece documentada con ejemplos reales de su desarrollo, tanto a nivel nacional como internacional.
La autora traslada un concepto claro, transparente, de los límites del género y de las particularidades de éste, que se pueden compartir o no, pero que constituyen una toma de posición incuestionable. La literatura digital implica una transformación en los roles de la autoría, por la desaparición del autor único, la interacción del lector, la lectura no secuencial, la hibridación, el cruce de géneros, la convergencia de medios, la consideración de las obras como un contínuum, el carácter abierto de las mismas, etc. Todo ello inscrito en un sistema globalizado donde la accesibilidad de los contenidos queda garantizado por una tecnología expansiva.
Los modelos creativos que han ido surgiendo a raíz de la interacción total o parcial de estos parámetros son prolijos y muy versátiles, dada la renovación permanente de los mismos. Fotonovelas, Blognovelas, Twitnovelas, Poesía visual, Videojuegos literarios, etc. aparecen con profusión en los capítulos descriptivos del ensayo, dando fe de un movimiento rico en producción y en innovación. Un movimiento en el que la remediación, la incorporación de creaciones previas, las dinámicas hipotextuales e hipertextuales configuran un entorno con perfiles propios, aunque emparentado con la tradición precedente, como deja muy bien de manifiesto Ana Cuquerella
A la vista de muchos de los ejemplos aportados por la autora, nos encontramos con nuevas realidades documentales que, aunque comparten muchas de las propiedades formales y sintácticas que otorgamos a la información, están peor adaptados para sustentar las propiedades semánticas que exige el modo informativo de lectura pues, por un lado, alteran la constelación de propiedades encarnadas en la noción de «publicar», es decir, las conexiones entre accesibilidad, difusión y publicidad, en la vieja acepción del término, y por otro borran los límites materiales y fenomenales de y entre documentos y colecciones. Este cambio de prioridad tiene el efecto de desestabilizar las mediaciones tradicionales, las encargadas de los textos legitimadores, y aquellas que regulan la economía de los intercambios, como los derechos de autor y de edición. Aunque no sean estos aspectos significativos para un entorno en el que el libre acceso y la carencia de mediaciones editoriales delimitan el comportamiento de la mayoría de sus protagonistas.
El problema de muchas de estas obras, fruto de la experimentación y la prueba con herramientas y materiales sujetos a una renovación permanente, es el alto grado de obsolescencia de éstas, como lo prueba el hecho de que algunas de ellas ya sean inencontrables, o si lo son es a través de medios que carecen de las funcionalidades iniciales para las que fueron creadas (como videos en YouTube o trasposiciones impresas). Ello no les resta ni un ápice de valor, habida cuenta de que, en muchos de los casos se trata de incursiones temerarias en un territorio todavía por explorar en gran medida, en el que los rudimentos de la gramática digital han de irse definiendo con el tiempo, y en el que su nicho objetivo de recepción aún está por delimitar.
Con todos los mimbres teóricos desplegados se propone en la obra un canon que, aunque provisional, constituye una bitácora interesante para conocer muchas de las experiencias desarrolladas en materia de literatura digital.
Estamos pues ante una obra interesante y muy bien documentada que constituye un buen fundamento para aproximarse a este fascinante fenómeno de la literatura digital.
José Antonio Cordón
Universidad de Salamanca
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