Wassef, Nadia. La libraia del Cairo. Trad., Bianca Bernardi. Milano: Garzanti, 2021. 235 p. (Saggi). Título original: Shelf life: chronicles of a Cairo bookseller. ISBN 978-88-11-81864-9. 17 €.
Versió castellana del llibre (2023)
Las siguientes páginas constituyen un breve análisis del primer libro de Nadia Wassef, la empresaria egipcia que en 2002, junto con su hermana y una amiga, fundó en El Cairo, en Egipto, lo que hoy se considera la primera librería moderna e independiente del país. Se sitúa en Zamalek, una isla en medio del Nilo, su nombre es Diwan y su éxito ha llevado a la apertura de numerosas filiales en la misma región, alcanzando hoy los 150 empleados.
Publicado en Italia en septiembre de 2021, lo recomiendo no sólo a quien se interese por cómo nacen, viven y crecen las librerías en el contexto de una gran ciudad de Oriente Medio como El Cairo de hoy en día, sino también a quien se interese por la historia de la cultura en su sentido más amplio, entendida como una materia viva, que acaba coincidiendo con el complejo entramado de la sociedad que la produce. De hecho, puede afirmarse que la lectura del libro facilita la posibilidad de juzgar, al menos en parte, algunos de los principales aspectos de la sociedad egipcia contemporánea: las configuraciones políticas resultantes de la historia reciente, las ideologías opuestas, la herencia colonial, la historia de las ideas y la recepción de las culturas extranjeras, la condición de la mujer, los prejuicios y algunas deformaciones inveteradas, todo lo que forma parte del tejido de fondo de la sociedad en cuanto cultura viva.
Nadia Wassef vive actualmente en Londres, tras haber decidido en 2016 dejar la dirección de la empresa, después de catorce años de dedicación casi exclusiva. Ha concebido este libro para contar la historia de la fundación de Diwan, desde la idea original hasta las circunstancias que pronto la convirtieron en una entidad única en la historia cultural reciente del país, aclarando las razones de su éxito y sus posteriores expansiones. Si Diwan fue su carta de amor a Egipto, parte de su búsqueda de sí misma, este libro pretende ser su carta de amor a Diwan.
«Diwan è stata concepita come reazione a un mondo che ha smesso di interessarsi alla parola scritta. È nata l‘8 marzo 2002: casualmente, la Giornata internazionale della donna. È più grande dello spazio che occupa. Accoglie e rispetta gli altri, con tutte le loro differenze. [...] Non le piace il mondo binario che la circonda e ha intenzione di cambiarlo, un libro alla volta. Crede che i concetti di nord e sud, est e ovest siano limitanti e per questo propone libri in arabo, inglese, francese e tedesco. Fa incontrare le persone e le idee.» (p. 14).[1] Esta descripción pretende ser evidentemente una declaración de intenciones y un manifiesto de los valores a los que se adhiere.
Con un máster en Bellas Artes por la Universidad de Birkbeck de Londres, un máster en Antropología Social por la School of Oriental and African Studies de la Universidad de Londres y un máster en Literatura Inglesa y Comparada por la Universidad de El Cairo, Nadia Wassef trabajó como investigadora para la Female Genital Mutilation Taskforce y para el Women and Memory Forum antes de fundar Diwan. En 2014, 2015 y 2016, apareció en la lista de Forbes de las doscientas mujeres más poderosas de Oriente Medio.
1. La cafetería
El primer capítulo del libro está dedicado a la descripción de la cafetería de Diwan. Se trata de una reflexión sobre la centralidad e importancia que se atribuye a este espacio dentro del proyecto. Inspirada en el diseño y la intimidad de los salones de té de Quiberon, localidad francesa frecuentada durante las vacaciones de verano, fue concebida como un «focolare al centro del negozio», un hogar en el centro de la tienda, un espacio que cataliza y anima los intercambios y las relaciones, como sería de esperar en torno a un auténtico fogón.
Un café se inscribe en la categoría de «terceros lugares» desarrollada por el sociólogo Ray Oldenburg, a la que se refiere la autora. Es un espacio público que hace posible las relaciones personales. Los terceros lugares, que suceden al hogar y al espacio en el que se trabaja, contribuyen a la construcción de una comunidad y son esenciales en Egipto, donde el desarrollo urbano ha invadido los parques y espacios para actividades recreativas, que se han visto obligadas a reducirse o a desaparecer por completo. La «esfera pública» estaba cambiando, señala la autora, evocando el concepto espacial y teórico de Habermas, los bulevares peatonales y los bares a orillas del Nilo se transformaron en clubes privados para oficiales del ejército y miembros de consorcios estatales (p. 26).
En la época anterior a la apertura de Diwan había tres tipos de librerías: las mal gestionadas por el gobierno, las vinculadas a una editorial concreta y las pequeñas tiendas de barrio que vendían sobre todo periódicos y artículos de papelería (p. 18). Además, está la referencia a las decrépitas librerías estatales del casco antiguo, que frecuentaba durante los años universitarios: tiendas como catacumbas, libros cubiertos de polvo, estanterías interminables y sin carteles, en el mostrador un hombre dormitando, bebiendo té y leyendo un periódico. Para comprender las razones históricas de estas librerías, se presentan algunas notas sobre la evolución de la edición y la venta de libros en Egipto, hasta la presidencia de Nasser en 1952, que inauguró décadas de régimen militar, la limitación de las libertades civiles y el sometimiento de la industria del libro a la promoción de la visión socialista de Egipto.
Cuando se inauguró Diwan en 2002, soplaban vientos de optimismo reformista, el mercado de la bolsa se había revitalizado gracias a nuevas leyes de inversión, muchos emigrantes volvían a casa decididos a participar en el futuro del país, una especie de renacimiento artístico y cultural parecía inminente, pero aún faltaban muchos servicios modernos, como las librerías.
La autora asume y reivindica la concepción de Diwan como instrumento para mejorar las condiciones culturales del país, como mediante programas educativos o la construcción de jardines, museos y bibliotecas. ¿Qué ocurre con los países que dejan de lado sus proyectos culturales para construir diques y autopistas?
«La risposta era sotto gli occhi di tutti. I nostri musei erano diventati cimiteri, spazi morti dedicati ai trionfi di pochi uomini forti» (p. 24),[2] la cultura en manos de la élite y los libros irrelevantes para los que luchaban por mantenerse por encima del nivel de pobreza. La edición, distribución y venta de libros se había deteriorado por décadas de socialismo fallido, todos los regímenes políticos habían asumido el control cultural en un intento de reprimir la disidencia, los escritores se habían convertido en empleados del gobierno y la literatura moría lentamente a manos de la burocracia. Diwan quería situarse en la confluencia entre el presente y el pasado de este paisaje cultural.
La cafetería acabó sirviendo a muchos fines y a muchos clientes: la gente se quedaba largo tiempo, no se exigía un consumo mínimo, también se impartían clases particulares. Una joven, asidua visitante pero no compradora, resultó ser una prostituta, y se le pidió que abandonara definitivamente el local, pero no sin escrúpulos y vacilaciones: otra forma de expresar la solidaridad hacia las otras mujeres en cuanto tales, como darles libre acceso a los servicios, porque en otros lugares eran inadecuados o carentes de higiene, y porque podrían representar una barrera contra posibles acosadores. La consideración de la condición de las mujeres, los problemas y las dificultades que tradicionalmente enfrentan en un país patriarcal y autoritario como Egipto, la asunción de sus responsabilidades como empresarias al frente de una empresa privada moderna e innovadora constituyen una constante del libro. Como cuando se menciona el caso de Miriam, una clienta de la cafetería que llegó a convertirse en la proveedora de los productos de bollería que allí se vendían. De simple pastelera casera, consiguió poner en marcha un negocio que también abastecía otras actividades, utilizando sus ganancias para financiar la educación de los hijos: un ejemplo de empoderamiento en el que la inteligencia y la buena voluntad femeninas se convierten en una garantía de éxito profesional, incluso en ausencia de educación formal, a menudo reservada a las clases privilegiadas.
Merece la pena destacar la descripción de una de las interacciones más frecuentes entre cliente y librero que se produjeron en Diwan: el cliente enfadado porque ha comprado un libro que no le ha gustado suficientemente y, por tanto, ¡quiere que le devuelvan el dinero! Como el dependiente de las librerías del centro, que sorbe su té entre libros de papel de mala calidad, mientras ajusta el volumen de una radio pequeña, se trata de un elemento incongruente e insólito con respecto a la gestión de las librerías modernas. La descripción de una interacción como esta ofrece el privilegio de asistir a un fragmento de vida en un país diferente y extranjero, a un diálogo improbable en una librería occidental, a una interacción que evoca pautas de comportamiento y expectativas que desentonan con nuestros estándares.
Me parece especialmente eficaz esta forma de plasmar el color local, de devolverlo a través de una instantánea, un fragmento de vida vivida, un intercambio que se convierte en una oportunidad y un instrumento de conocimiento.
2. Egypt Essentials
El segundo capítulo se configura como una descripción comentada de una de las secciones fundamentales de los estantes de Diwan, Egypt Essentials. Compuesta por textos en diferentes lenguas y géneros, su nombre se declina de forma programática en plural: Egipto no conoce las narrativas unívocas, aunque sólo sea por las diferencias socioeconómicas que afectan a sus habitantes.
La elección de un título o de un autor como parte integrante de la sección, se motiva primero por razones relacionadas con la actualidad cultural, luego se sitúa en una perspectiva más amplia que incluye razones históricas o sociológicas, hasta que las motivaciones de la elección se enmarcan en el contexto de una visión global de la cultura, de una visión personal del mundo.
La referencia a la experiencia personal de la autora es constante e imprescindible a lo largo de la narración: la anécdota, el fragmento de vida vivida, se convierte en clave para acceder a un punto de vista más amplio e inclusivo, resultado de una elaboración personal de la historia cultural y social del país.
Así, la referencia a la educación escolar recibida en la British International School de El Cairo se convierte en una oportunidad para reflexionar sobre las laceraciones lingüísticas de la sociedad egipcia en su conjunto, que reflejan las distinciones socioeconómicas. El árabe coloquial, utilizado en la vida cotidiana y en la popular industria cinematográfica, contrasta con el árabe clásico, utilizado para escribir la mayoría de los libros. Dado que se trata de la lengua sagrada e inmutable del Corán, se considera correcto y adecuado conservarla a lo largo del tiempo.
El hecho de haber recibido una educación escolar íntegramente en inglés, con un plan de estudios en el que la historia del país queda relegada a un papel marginal, ofrece la posibilidad de señalar los resultados paradójicos de la historia colonial y neocolonial de Egipto: fueron los occidentales quienes inventaron y enseñaron la egiptología a través de los libros, como el francés Christian Jacq, el autor de best-sellers internacionales.
Esta sección también incluye una selección de libros sobre la civilización copta, su arte y su religión. Entre los siglos III y VII d.C. se caracterizó por la transición de las prácticas religiosas del antiguo Egipto a las del cristianismo copto, que hoy constituye la mayor comunidad cristiana del país. Frente a quienes consideran excesivo y reprobable el espacio dedicado al periodo copto, la autora se declara lejana a cualquier anhelo de hegemonía islámica que acabe negando la diversidad y autenticidad de los hechos históricos, aclarando así su propia concepción de la cultura. La conquista islámica es, de hecho, sólo la última de una larga serie de conquistas padecidas por Egipto a lo largo de los milenios: se remonta a mediados del siglo VII y condujo a que el árabe sustituyera progresivamente al griego y al copto, las lenguas de la ocupación griega y romana, hasta imponerse por ley como lengua nacional. Como hija de madre copta y padre musulmán, la autora se siente personalmente implicada en esta tensión, que resulta ser una forma de intolerancia sustancial hacia las minorías no musulmanas.
Resulta evidente cómo los libros expuestos en las estanterías de Diwan son el resultado de una forma de entender el pasado, de juzgar el presente y de imaginar el mundo futuro que se desea hacer posible. Incluso la mera cantidad de espacio de exposición dedicado a un determinado tema se convierte en el signo revelador de una visión global del mundo.
En cuanto a la historia islámica, que también se incluye en esta sección, se han elegido libros alejados de cualquier referencia política. No se da espacio a las máximas del Profeta ni a las escuelas de jurisprudencia islámica, lo que socavaría el enfoque identitario de Diwan, abierta a cualquier conocimiento mientras no sea sectario o incite a la intolerancia y la exclusión.
Egypt Essentials se configura como una pequeña sección cuyo formato debe seguir siendo fluido e inclusivo, una colección ecléctica que ofrece una variedad de perspectivas y ángulos desde los que observar un mismo objeto, Egipto, haciendo posible el encuentro entre el colonizador y el colonizado, los novelistas con los historiadores, los exiliados con los locales.
Así, Galal Amin, que explica la historia reciente en términos de decadencia económica y deterioro cultural, se codea con Asesinato en el Nilo, de Agatha Christie, ambientado en los exóticos años treinta y siempre de actualidad por los viajes reales o imaginarios a las mismas regiones, como los numerosos reportajes de exploración y descubrimiento de la misma sección. Ordenar el contenido de las estanterías eligiendo títulos, seleccionando autores, colocando un título al lado de otro y un autor al lado de otro, en un juego de referencias y reflexiones pertinentes a las diferentes formas posibles de tratar un mismo tema, se convierte en un medio para desplegar todo un mundo y toda una visión personal del mismo.
3. Cocina
El tercer capítulo describe la sección dedicada a los libros de gastronomía. El breve recorrido inicial por la historia de la cocina de Oriente Medio y Egipto constata la dificultad de encontrar libros sobre el tema. Se menciona el libro principal de Nazira Nicola, publicado en 1953 y considerado la primera enciclopedia de recetas del mundo árabe. Los libros de Jamie Oliver ocupan un lugar central dentro de la sección, empezando por The naked chef («El cocinero desnudo»), el primer volumen de la exitosa serie, que protagoniza un episodio que la autora relata y que merece la pena recordar para enmarcar mejor el clima político de la época. En 2004, le pararon en la aduana por su título, que sin duda indicaba que su contenido era ofensivo para la moral pública.
Fue una desnudez metafórica que exigió acudir a las oficinas de la censura para aclarar personalmente el malentendido en presencia de un abogado. Mientras Mubarak declaraba que Egipto era un país libre de censura bajo su gobierno, las libreras de Diwan, como ciudadanas respetuosas de la ley, sabían que era ilegal decir, escribir o imprimir cualquier cosa que ofendiera la moral pública, amenazara la unidad nacional o el orden social, o manchara la reputación de Egipto en la prensa extranjera. La violación de estas normas podría haber dado lugar a penas de prisión, el pago de una multa o la suspensión de la licencia (p. 74). La descripción del viaje a las oficinas del censor, en la plaza Tahrir, en el coche con chófer, se convierte en una visión de la vida cotidiana en las transitadas calles de El Cairo, donde no existen los pasos de peatones y se sabe que los conductores de microbuses conducen bajo los efectos de drogas.
4. Negocios y gestión
En 2007, cinco años después de la apertura en Zamalek, se inauguró el segundo local de Diwan en Heliópolis, la Ciudad del Sol, fundada en 1905 por un barón belga. Fue una hazaña sin precedentes: una villa modernista entera de tres plantas llena de libros, «un acto de absoluta locura».
Un día recibieron la visita de un empresario con una propuesta para convertir Diwan en una franquicia. La autora relata el episodio para destacar el acontecimiento final, arrojando luz sobre un aspecto del clima cultural de la época: el empresario se despidió ofreciéndoles el codo en lugar del habitual apretón de manos: la lectura del Corán a la que se adhería le prohibía realizar tal gesto con las mujeres. Cómo es posible que un hombre quiera montar una franquicia de una empresa fundada y dirigida por mujeres y, sin embargo, las considere indignas de un apretón de manos, se pregunta.
La larga barba sin bigote, los pantalones cortados por abajo para evitar el polvo en el suelo, todo su aspecto coincidía con la visión salafista de la sunna del Profeta. Aunque el régimen de Mubarak abogaba por un islam más convencional, los miembros de otras facciones religiosas esperaban a que llegara su momento. Con la caída del régimen en 2011, mostraron todo el alcance de su poder: «[...] ci sarebbero voluti altri tre anni prima che fossimo messe di fronte al vero significato di quella stretta di mano rifiutata», es el amargo comentario (p. 98).[3]
La mención de este episodio abre una amplia reflexión sobre la capacidad de las mujeres para alcanzar y mantener funciones de responsabilidad y liderazgo en una sociedad patriarcal y conservadora como la egipcia. El punto de inicio es un episodio de mediados de la década de 1950, durante el pico de tensión entre el Reino Unido y Egipto por la crisis de Suez: los egipcios insultaron a los británicos con pintadas en las fachadas que decían simplemente: «Vuestro rey es una mujer». «Cinquant‘anni dopo, questo commento è ancora uno scherno efficace tra gli uomini egiziani. Cinquant‘anni dopo, l'immaginazione maschile non riesce ancora a concepire che una donna stia al comando», comenta la autora (p. 102).[4]
Para trazar una breve historia del mundo empresarial femenino anterior al siglo XX han sido suficientes algunas notas: desde las pequeñas empresas comerciales relacionadas con el ámbito doméstico, hasta la mención de Sarah Breedlove, considerada la primera self-made-woman en Estados Unidos, creadora de una famosa línea de belleza para mujeres de color. A continuación, las mujeres trabajadoras del Egipto moderno, donde el 30 % de los hogares están encabezados por mujeres, ya sean divorciadas, viudas o solteras, todas ellas emprendedoras de pleno derecho, empeñadas en encontrar soluciones creativas a los problemas de la vida cotidiana, asumiendo riesgos profesionales con resultados inciertos (p. 111).
Como en el caso de Sabah, que limpiaba en su piso: con su marido en la cárcel, un hijo y una madre anciana a la que cuidar, primero se formó en el arte de hacer pasteles de zanahoria, como los que se vendían en la cafetería de Diwan, y luego fue recomendada como proveedora de una panadería cuyos propietarios conocía Nadia. Las mujeres empresarias no son sólo un fenómeno contemporáneo, sino que son las narrativas históricas y las tradiciones culturales las que no reconocen el trabajo de nuestras antepasadas, ya sea doméstico, profesional o de otro tipo, impidiéndoles saber de lo que son capaces (p. 113).
En 2014, Diwan fue contactada por un periodista de Forbes Middle East que formaba parte de un grupo encargado de elaborar una lista de las 200 mujeres más poderosas de Oriente Medio. En el libro, Nadia, que ocupa la sexagésima posición, relata en particular su incomodidad durante la ceremonia de entrega de premios en Dubai: las mujeres presentes fueron honradas por su poder por otras mujeres, ante la ausencia casi total de hombres, excepto el jeque que distribuyó los premios: «Gli uomini non si sentono a proprio agio nei contesti in cui vengono celebrate le donne.» (p. 118).[5]
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El capítulo cinco, dedicado a la sección de libros sobre el embarazo y la parentalidad, propone una reflexión sobre su papel en la vida de las mujeres: las peculiaridades de la sociedad egipcia se comparan con las tendencias internacionales imperantes. La anécdota personal sigue funcionando como base para ampliar y profundizar la reflexión. Si las mujeres de la clase y la generación de la madre habían ignorado las guías del embarazo, las de la generación de la autora conocen una increíble ola de guías y manuales, una moderna obsesión por el embarazo perfecto, conforme a una nueva tendencia de la edición global. Es inevitable que los textos de esta categoría varíen adaptándose al cambio de las normas políticas y sociales, la noción misma de padre se ha transformado en torno a términos como cuidado y familia, reflejando un implícito cambio de paradigma con respecto a la figura autoritaria que anteriormente prevalecía.
El sexto capítulo se ocupa de la sección de los clásicos, incluidos los títulos irrenunciables del canon occidental. Se presta especial atención a Las mil y una noches, considerado en Egipto uno de los campos de batalla en los que se combaten las guerras de política identitaria y cultural. En 1985, un grupo de abogados conservadores llevó ante los tribunales a un editor y a dos libreros por producir y vender una versión no autorizada, acusándoles de violar las leyes contra la pornografía (p. 152). Aun recientemente había quien sostenía en el plano jurídico la necesidad de sustituir la popular versión actual por otra más edulcorada: el lenguaje sexual, la exaltación del vino, el nombre de Alá al lado de los pasos sobre eros y adulterio, lo convertían en un libro que contenía impiedades inadmisibles para la fe musulmana, pero hasta la decisión final del tribunal, Nadia estaba decidida a mantener esa edición en sus estantes.
El séptimo capítulo se centra en la sección de arte y diseño, creada para agrupar los libros sobre la estética y sus diversas categorías, coincidiendo con el aumento del interés internacional por el arte de la región: se abrían nuevas galerías de arte moderno, se celebraban nuevas subastas en el cercano y medio oriente, se publicaban nuevas obras sobre los artistas contemporáneos de Egipto y del mundo árabe, estimuladas por las demandas de los coleccionistas.
El octavo y último capítulo está dedicado a la única sección de Diwan que no ha dejado de crecer en popularidad y ventas: la sección de autoayuda. Aunque nunca le gustaron los libros incluidos en esta categoría, prefiriendo acudir a la literatura para profundizar en su concepción de sí misma y del mundo, en un intento de comprender mejor los deseos de sus clientes, la autora lleva a cabo una serie de investigaciones destinadas a rastrear los orígenes históricos del género en cuestión, hasta la mención de los principales autores y títulos pertenecientes a diferentes épocas y culturas, incluyendo las series más populares de cada tiempo.
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El 25 de enero de 2011, los egipcios inundaron las plazas de El Cairo y otras ciudades, exasperados por todas las promesas incumplidas de los últimos 50 años. La escalada inicial de protestas pronto adquirió rasgos de revolución. Los meses de inestabilidad que siguieron fueron devastadores tanto financiera como emocionalmente: para las tiendas de Diwan y los empleados que quedaban, las protestas, el toque de queda y las carreteras bloqueadas agravaban la incertidumbre y las pérdidas de ingresos.
Multitudes de personas pasaban sus días y noches en la plaza Tahrir, soñando con un país diferente, creando una especie de microcosmos utópico. Sin embargo, no estaba claro qué reivindicaciones defendían realmente las fuerzas políticas emergentes: la autora, que en los años noventa protestaba en la plaza Tahrir contra la mutilación genital femenina, no se identificó con ninguna facción y no se sumó a las manifestaciones. Tras dieciocho días y dieciocho noches de protestas, el presidente Mubarak dimitió, poniendo fin a sus treinta años de reinado. En las nuevas elecciones, convocadas un año después, Mohamed Morsi, el candidato de los Hermanos Musulmanes, se convirtió en el primer presidente elegido de forma democrática en la historia de Egipto. Los empleados de Diwan apoyaron su presidencia, simpatizando con los Hermanos Musulmanes porque habían crecido en zonas donde sus asociaciones ofrecían mejores servicios médicos y educativos que los del gobierno. La autora no compartía esta opinión y decidió abandonar el país, que se dirigía hacia tendencias islamistas y autoritarias, para vivir en el extranjero con su familia.
Finalmente, si este libro ha sido escrito como una carta de amor a Diwan, el breve análisis que aquí termina pretende ser, por mi parte, una carta de amor al libro y de profunda estima y admiración por la autora, Nadia Wassef.
Daniela Pinna
De la 6.ª promoción de la Escola de Llibreria
[1] «Diwan fue concebida como una reacción a un mundo que dejó de interesarse por la palabra escrita. Nació el 8 de marzo de 2002: casualmente, el Día Internacional de la Mujer. Es más grande que el espacio que ocupa. Acoge y respeta a los demás, con todas sus diferencias.[...] No le gusta el mundo binario que la rodea y pretende cambiarlo, libro a libro. Cree que los conceptos de norte y sur, este y oeste son limitantes y por ello ofrece libros en árabe, inglés, francés y alemán. Reúne a las personas y a las ideas.» (p. 14).
[2] «La respuesta estaba a la vista de todos. Nuestros museos se han convertido en cementerios, espacios muertos dedicados a los triunfos de unos pocos hombres fuertes.» (p. 24).
[3] «[...] pasarían otros tres años antes de que nos enfrentáramos al verdadero significado de ese apretón de manos rechazado, es el amargo comentario». (p. 98).
[4] «Cincuenta años después, este comentario sigue siendo una burla efectiva entre los hombres egipcios. Cincuenta años después, el imaginario masculino sigue sin poder concebir que una mujer esté al mando» (p. 102).
[5] «Los hombres no se sienten cómodos en contextos donde se celebra a las mujeres» (p. 118).
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Wassef, Nadia. La libraia del Cairo. Trad., Bianca Bernardi. Milano: Garzanti, 2021. 235 p. (Saggi). Títolo originale: Shelf life: chronicles of a Cairo bookseller. ISBN 978-88-11-81864-9. 17 €.
Le pagine seguenti costituiscono una breve analisi del primo libro di Nadia Wassef, l‘imprenditrice egiziana che nel 2002 ha fondato al Cairo, in Egitto, insieme a sua sorella e a un‘amica, quella che oggi viene considerata la prima libreria moderna e indipendente del paese. Sorge a Zamalek, un’isola in mezzo al Nilo, il suo nome è Diwan e il successo riscontrato è stato alla base dell’apertura di numerose filiali nella stessa regione, fino ad arrivare a contare oggi 150 dipendenti.
Pubblicato in Italia lo scorso settembre 2021, ne raccomando la lettura non solo a chiunque si interessia come nascono, vivono e crescono le librerie nel contesto di una grande città del Medio Oriente quale Il Cairo dei nostri giorni, ma a chiunque si interessi di storia della cultura in senso lato, intesa quale materia viva che finisce per coincidere con la complessa trama della società che la produce. Infatti si può sostenere che la lettura del libro faciliti la possibilità di giudicare, almeno in parte, alcuni fra i principali aspetti della società egiziana contemporanea: gli assetti politici risultato della storia recente, le opposte ideologie, il retaggio coloniale, la storia delle idee e la ricezione delle culture straniere, la condizione della donna, i pregiudizi e alcune deformazioni inveterate, tutto quanto costituisce parte dell‘ordito di fondo della società intesa come cultura vivente.
Nadia Wassef attualmente vive a Londra avendo deciso nel 2016 di lasciare il management dell’impresa, dopo quattordici anni di dedizione pressoché esclusiva al negozio. Ha concepito questo libro per raccontare la storia della fondazione di Diwan, dall’idea originaria alle circostanze che ne hanno presto fatto un unicum nella recente storia culturale del Paese, rendendo evidenti le ragioni del successo riscontrato fino alle espansioni successive. Se Diwan è stata la sua lettera d’amore per l’Egitto, parte e stimolo della ricerca di se stessa, questo libro vuole essere la sua lettera d’amore per Diwan.
«Diwan è stata concepita come reazione a un mondo che ha smesso di interessarsi alla parola scritta. È nata l’8 marzo 2002: casualmente, la Giornata internazionale della donna. È più grande dello spazio che occupa. Accoglie e rispetta gli altri, con tutte le loro differenze.[...] Non le piace il mondo binario che la circonda e ha intenzione di cambiarlo, un libro alla volta. Crede che i concetti di nord e sud, est e ovest siano limitanti e per questo propone libri in arabo, inglese, francese e tedesco. Fa incontrare le persone e le idee.» (p.14) Questa descrizione vuole essere evidentemente una dichiarazione di intenti e il manifesto dei valori in cui si crede.
Master of Fine Arts alla Birkbeck University of London, Master in Antropologia sociale alla School of Oriental and African Studies dell’Università di Londra e Master in Inglese e letteratura comparata all‘Università del Cairo, prima di fondare Diwan, Nadia Wassef ha lavorato come ricercatrice della Female Genital Mutilation Taskforce e all‘interno del Women and Memory Forum. Nel 2014, 2015 e 2016 è apparsa nella lista di Forbes delle duecento donne più potenti del Medio Oriente.
1. La caffetteria
Il primo capitolo del libro è dedicato alla descrizione della caffetteria di Diwan. Si tratta di una riflessione sulla centralità e importanza attribuite a questo spazio all’interno del progetto. Ispirata al design e all’intimità delle sale da thè di Quiberon, località francese frequentata durante le vacanze estive, è stata concepita come «focolare al centro del negozio», spazio catalizzatore e animatore di scambi e relazioni, come ci si aspetta che accada intorno a un focolare autentico.
Una caffetteria è ascrivibile alla categoria dei «terzi luoghi» elaborata dal sociologo Ray Oldenburga cui l‘autrice si richiama. Si tratta di uno spazio pubblico che rende possibile lo svolgersi di relazioni personali. I terzi luoghi, che succedono alla casa e allo spazio in cui si lavora, contribuiscono a costruire la comunità e sono essenziali in Egitto, dove lo sviluppo urbano ha invaso i parchi e gli spazi per le attività ricreative, costrette a restringersi o venir meno del tutto. La «sfera pubblica» stava mutando, rileva l’autrice richiamando il concetto spaziale e teoretico di Habermas, i viali pedonali e i bar sulle rive del Nilo erano stati trasformati in club privati per ufficiali dell’esercito e membri di consorzi statali (p. 26).
Esistevano tre tipi di librerie nel periodo antecedente l‘apertura di Diwan: quelle gestite male dal governo, quelle legate a una particolare casa editrice e i piccoli negozi di quartiere che vendevano per lo più giornali e cancelleria (p. 18). Si aggiunge il richiamo alle decrepite librerie statali del centro storico, frequentate durante gli anni dell‘università: negozi simili a catacombe, i libri ricoperti di polvere, infiniti scaffali e nessun cartello, al banco un uomo intento a bere thè e leggere un giornale sonnecchiando. Per inquadrare le ragioni storiche di simili librerie seguonoalcuni cenni sull’evoluzione dell’editoria e della vendita del libro in Egitto, fino alla presidenza Nasser nel 1952 che inaugurò decenni di regime militare, la limitazione delle libertà civili e l’asservimento della filiera del libro alla promozione della visione socialista dell’Egitto.
Quando Diwan venne aperta, nel 2002, soffiava un vento di ottimismo riformista, la borsa rivitalizzata da nuove leggi sugli investimenti, molti emigrati rientravano in patria decisi a prendere parte al futuro del paese, sembrava imminente una specie di rinascimento artistico e culturale, ma ancora mancavano molti servizi propri della modernità, incluse le librerie.
L’autrice assume e rivendica la concezione di Diwan quale strumento attraverso cui migliorare le condizioni culturali del paese, come per mezzo dei programmi educativi o con la costruzione di giardini, musei e biblioteche. Cosa succede ai paesi che trascurano i loro progetti culturali per costruire dighe e autostrade?
«La risposta era sotto gli occhi di tutti. I nostri musei erano diventati cimiteri, spazi morti dedicati ai trionfi di pochi uomini forti» (p. 24), la cultura appannaggio delle élites e i libri irrilevanti per quanti lottavano per tenersi al di sopra della soglia di povertà. L’editoria, la distribuzione e la vendita del libro erano logorate da decenni di socialismo fallito, ogni regime politico aveva assunto il controllo culturale nel tentativo di reprimere il dissenso, gli scrittori erano diventati impiegati governativi e la letteratura moriva lentamente per mano della burocrazia. Diwan voleva porsi al crocevia tra il presente e il passato di questo panorama culturale.
La caffetteria ha finito per servire a molti scopi e a molti clienti: le persone si trattenevano a lungo, nessuna consumazione minima richiesta, si tenevano anche lezioni private. Una giovane donna, frequentatrice assidua ma non acquirente, si rivelò essere una prostituta, venne invitata a lasciare il locale per sempre ma non senza scrupoli ed esitazioni: un altro modo per esprimere solidarietà verso le altre donne in quanto tali, come concedendo loro libero accesso alla toilette, perchè altrove insufficienti o prive di igiene, e perchè possibile barriera contro eventuali molestatori.
La considerazione della condizione delle donne, dei problemi e delle difficoltà cui tradizionalmente vanno incontro in un paese patriarcale e autoritario come l’Egitto, l‘assunzione delle proprie responsabilità in quanto imprenditrici a capo di un’azienda privata, moderna e innovatrice, costituiscono una costante del libro. Come quando si menziona il caso di Miriam, cliente della caffetteria che finisce per diventare la fornitrice dei prodotti da forno che vi si vendevano. Da semplice pasticciera casalinga è riuscita ad avviare un‘impresa che riforniva anche altre attività, usando i suoi guadagni per finanziare l‘istruzione dei figli: un esempio di empowerment in cuil’intelligenza e la buona volontà femminili diventano garanzia di riuscita professionale, anche in assenza di un‘istruzione formale, spesso appannaggio delle classi privilegiate.
Vale la pena rilevare la descrizione di una fra le interazioni cliente-libraio che più frequentemente avvenivano all’internodi Diwan: si tratta del cliente infastidito per aver comprato un libro che non ha apprezzato sufficientemente e che perciò pretende la restituzione dei soldi spesi per l’acquisto! Come per il commesso delle librerie del centro, che sorseggia il suo thè fra libri stampati su carta scadente, mentre regola il volume di una radiolina accesa, siamo in presenza di un elemento incongruente e spiazzante dal punto di vista della moderna gestione di una libreria. La descrizione di una simile interazione offre il privilegio di assistere a uno spaccato di vita in un paese diverso e straniero, uno scambio di battute improbabile all’interno di una libreria occidentale, un’interazione che evoca schemi di comportamento e aspettative dissonanti rispetto ai nostri standards.
Trovo particolarmente efficace questa maniera di rendere il colore locale, di restituirlo attraverso un‘istantanea, uno sprazzo di vita vissuta, uno scambio che diventa occasione e strumento di conoscenza.
2. Egypt Essentials
Il secondo capitolo si configura come la descrizione ragionata di una delle fondamentali sezioni degli scaffali di Diwan, Egypt Essentials. Comprendente testi in lingue e generi diversi, il suo nome viene declinato programmaticamente al plurale: l’Egitto non conosce narrazioni univoche, non fosse che per le differenze socio-economiche che interessano i suoi abitanti.
La scelta di un titolo o di un autore quale parte integrante della sezione, viene prima motivata con ragioni connesse all‘attualità culturale, poi inserita all’interno di una prospettiva più vasta comprendente ragioni di tipo storico o sociologico, fino ad inquadrare le motivazioni della scelta sullo sfondo di una visione complessiva della cultura, di una personale visione del mondo.
Costante e irrinunciabile infatti, lungo l’intera narrazione, il riferimento all‘esperienza personale dell’autrice: l’aneddoto, il frammento di vita vissuta, diventano la chiave d’accesso a un punto di vista più vasto e inclusivo, risultato di unapersonale elaborazione della storia culturale e sociale del paese.
Così il riferimento all’educazione scolastica ricevuta all’interno della British International School del Cairo, diventa l’occasione per riflettere sulle lacerazioni linguistiche dell’intera società egiziana, riflesso delle distinzioni di natura socio-economica. L’arabo colloquiale, usato nella quotidianità e all’interno della popolare industria cinematografica, si contrappone all’arabo classico, usato per scrivere la maggior parte dei libri. Trattandosi della lingua sacra e immutabile del Corano si considerado veroso e opportuno preservarla nel tempo.
Il fatto di aver ricevuto un’educazione scolastica interamente in iglese, con un curriculum in cui la storia del paese è relegata a un ruolo marginale, offre lo spunto per rilevare gli esiti paradossali della storia coloniale e neo-coloniale d’Egitto: sono stati gli occidentali a inventare e insegnare l’egittologia attraverso i libri, come il francese Christian Jacq, l’autore di best-sellers internazionali.
In questa sezione trova spazio anche una selezione di libri sulla civiltà dell’epoca copta, la sua arte e la sua religione. Compresa tra il III e il VII secolo d.C. è stata caratterizzata dal passaggio dalle pratiche religiose dell’antico Egitto a quelle del cristianesimo copto, che costituisce oggi la piu grande comunità cristiana nel paese. Nei confronti dei clienti che ritengono eccessivo e disdicevole lo spazio dedicato al periodo copto, l’autrice si dichiara lontana da ogni smania di egemonia islamica che finisca per negare la diversità e l‘autenticità dei fatti storici, chiarendo così la propria concezione della cultura. La conquista islamica infattiè solo l’ultima di una lunga serie di conquiste subite dall‘Egitto nel corso dei millenni: risale alla metà del VII secolo, ha condotto l’arabo a sostituire gradualmente il greco e il copto, lingue dell’occupazione greca e romana, fino alla sua imposizione per legge come lingua nazionale. Figlia di madre copta e padre musulmano, l’autrice si sente personalmente coinvolta in questa tensione che si rivela una forma di sostanziale intolleranza nei confronti delle minoranze non musulmane.
Diventa evidente come i libri esposti sugli scaffali di Diwan si rivelino insieme il risultato di un modo di intendere il passato, di giudicare il presente e di immaginare il mondo futuro che si vorrebbe possibile. Anche solo la quantità di spazio espositivo dedicato a un certo argomento diventa il segno rivelatore di una visione del mondo complessiva.
Per quanto riguarda la storia islamica, anch’essa inclusa in questa sezione, sono stati scelti libri lontani da qualsiasi riferimento politico. Nessuno spazio concesso alle massime del Profeta o alle scuole di giurisprudenza islamica, ciò che inficerebbe l’impostazione identitaria di Diwan, aperta a qualsiasi conoscenza purché non settaria o istigante all’intolleranza e all’esclusione.
Egypt Essentials si configura come una piccola sezione il cui formato dovrebbe rimanere fluido e inclusivo, una collezione eclettica che offre una varietà di prospettive e angolazioni da cui osservare uno stesso oggetto, l’Egitto, rendendo possibile l’incontro fra il colonizzatore e il colonizzato, i romanzieri con gli storiografi, gli esuli con i locali.
E così Galal Amin, che spiega la storia recente in termini di decadenza economica e logoramento culturale, si affianca ad Assassinio sul Nilo di Agatha Christie, ambientato negli esotici anni Trenta e spunto sempre attuale per viaggi reali o immaginari nelle stesse regioni, al pari dei reportages di esplorazione e scoperta presenti numerosi nella stessa sezione. Predisporre il contenuto degli scaffali scegliendo i titoli, selezionando gli autori, affiancando un titolo all’altro e un autore all’altro, in un gioco di richiami e riflessi pertinenti alle diverse maniere possibili di trattare una stessa materia, diventa un mezzo per dispiegare tutto un mondo e un’intera personale visione di esso.
3. Cucina
Il terzo capitolo descrive la sezione dedicata ai libri sulla gastronomia. L’iniziale breve rassegna della storia della cucina mediorientale ed egiziana, rileva la difficoltà di reperire libri sull’argomento. Viene menzionato il principale libro di Nazira Nicola, pubblicato nel 1953 e considerato la prima enciclopedia di ricette del mondo arabo. I libri di Jamie Oliver occupano una posizione centrale all’interno della sezione, a cominciare da The naked chef («Il cuoco nudo»), il primo volume della serie di successo, al centro di un episodio che l’autrice racconta e vale la pena richiamare per inquadrare con maggior precisione il clima politico del tempo. Nel 2004 fu bloccato alla dogana per via del suo titolo, indizio certo di contenuti offensivi della pubblica morale.
Si trattava di una nudità metaforica che rese comunque necessario recarsi negli uffici della censura per chiarire personalmente il malinteso in presenza di un avvocato. Se Mubarak dichiarava l’Egitto, sotto il suo governo, un paese libero dalla censura, le libraie di Diwan, come cittadine rispettose delle leggi sapevano che era illegale dire, scrivere o stampare qualsiasi cosa che offendesse la pubblica morale, minacciasse l’unità nazionale o l’ordine sociale o infangasse la reputazione dell’Egitto sulla stampa estera. Violare queste norme avrebbe potuto portare alla carcerazione, al pagamento di una multa o alla sospensionedi una licenza (p. 74). La descrizione del tragitto per raggiungere gli uffici del censore, in piazza Tahrir, a bordo dell’automobile guidata dall’autista, diventa uno spaccato di vita quotidiana lungo le strade trafficate del Cairo, dove le strisce pedonali non esistono e gli autisti dei microbus notoriamente guidano sotto l‘influsso di droghe.
4. Affari e management
Nel 2007, cinqueanni dopo l‘inaugurazione a Zamalek, venne aperta la seconda sede di Diwan nel quartiere di Heliopolis, la Città del Sole, fondata nel 1905 da un barone belga. Si trattava di un’impresa mai vista: un’intera villa modernista a tre piani piena zeppa di libri, «un atto di assoluta follia».
Un giorno ricevettero la visita di un imprenditore con la proposta di trasformare Diwan in un franchising. L’autrice racconta l’episodio per enfatizzarne la vicenda finale, gettando luce su un aspetto del clima culturale del tempo: l’imprenditore si congedo’ offrendo loro il gomito anzichè la stretta di mano consueta: la lettura coranica alla quale aderiva gli vietava di attuare un simile gesto con le donne. Com’è possibile che un uomo voglia creare un franchising di un’azienda fondata e gestita da donne ritenendole tuttavia indegne di una stretta di mano, si domanda.
La lunga barba senza baffi, i pantaloni tagliati al fondo per evitare la polvere a terra, l’intero suo aspetto coincideva con la visione salafita della sunna del Profeta. Sebbene il regime di Mubarak sostenesse un Islam più convenzionale, i membri di altre fazioni religiose aspettavano che arrivasse il loro momento. Con la caduta del regime nel 2011 mostrarono tutta la portata del loro potere: «[...] ci sarebbero voluti altri tre anni prima che fossimo messe di fronte al vero significato di quella stretta di mano rifiutata», è l’amaro commento (p. 98).
La menzione di questo episodio apre una diffusa riflessione sulle capacità delle donne di raggiungere e sostenere ruoli di responsabilità e comando all’interno di una società patriarcale e conservatrice come l’Egitto. Il punto di partenza è un episodio risalente alla metà degli anni ‘50, accaduto durante le forti tensioni tra il Regno Unito e l’Egitto perlacrisi di Suez: gli egiziani insultavano gli inglesi con grafitti sulle mura che recitavano semplicemente: «Il vostro re è una donna». «Cinquant’anni dopo, questo commento è ancora uno scherno efficace tra gli uomini egiziani. Cinquant’anni dopo l’immaginazione maschile non riesce ancora a concepire che una donna stia al comando», commenta l’autrice (p. 102).
Pochi cenni servono a tracciare una breve storia dell’imprenditoria femminile precedente il XX secolo: dalle piccole imprese commerciali relative all‘ambito domestico, alla menzione di Sarah Breedlove, considerata la prima self made woman degli Stati Uniti, creatrice di una celebre linea di bellezza per donne di colore. Poi le lavoratrici dell’Egitto moderno, dove il 30 % delle famiglie è guidato da donne, divorziate, vedove o single, tutte imprenditrici a pieno titolo, intente a trovare soluzioni creative ai problemi della vita quotidiana, assumendosi rischi professionali con esiti incerti (p. 111).
Come nel caso di Sabah che faceva le pulizie nel suo appartamento: il marito in carcere, un figlio e un’anziana madre da accudire, venne prima istruita nell’arte di confezionare torte alle carote, come quelle vendute nella caffetteria di Diwan, poi raccomandata come fornitrice di una pasticceria di cui Nadia conosceva i proprietari. Le donne imprenditrici non sono solo un fenomeno contemporaneo, sono le narrazioni storiche e le tradizioni culturali che non riconoscono alle nostre antenate il proprio lavoro, domestico, professionale o di altra natura, impedendo loro di sapere di cosa sono capaci (p. 113).
Nel 2014 Diwan viene contattata da un giornalista di Forbes Middle East facente parte di un gruppo incaricato di compilare la lista delle 200 donne più potenti del Medio Oriente. Nadia, che si classifica al sessantesimo posto, nel libro racconta soprattutto del disagio durante la cerimonia di premiazione a Dubai: le donne presenti venivano omaggiate per il loro potere da altre donne, nell’assenza quasi totale di uomini eccetto lo sceicco che distribuiva i premi: «Gli uomini non si sentono a proprio agio nei contesti in cui vengono celebrate le donne» (p. 118).
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Il capitolo quinto, dedicato alla sezione dei libri sulla gravidanza e la genitorialità, porta avanti una riflessione sul loro ruolo nella vita delle donne: le peculiarità della società egiziana si raffrontano alle tendenze prevalenti a livello internazionale. L’anedotto personale continua a funzionare come spunto per ampliare e approfondire la riflessione. Se le donne della classe e generazione della madre avevano ignorato le guide sulla gravidanza, quelle della generazione dell’autrice conoscono un‘incredibile ondata di guide e manuali, una moderna ossessione per la gravidanza perfetta, conforme a una nuova tendenza dell’editoria globale. È inevitabile che i testi di questa categoria varino adattandosi al cambiamento delle norme politiche e sociali, la nozione stessa di genitore si è rimodellata intorno a termini come cura e famiglia, riflettendo un implicito cambio di paradigma rispetto alla figura autoritaria un tempo prevalente.
Il sesto capitolo si occupa della sezione dei classici, compresi i titoli irrinunciabili del canone occidentale. Particolare rilievo viene dato a Le mille e una notte, considerato in Egitto uno dei campi di battaglia su cui si combattono le guerre di politica identitaria e culturale. Nel 1985 un gruppo di avvocati conservatori aveva portato in tribunale un editore e due librai per aver prodotto e venduto una sua versione non autorizzata, accusandoli di violare le leggi contro la pornografia (p. 152). Ancora recentemente c‘era chi sosteneva sul piano legale la necessità di sostituire la popolare versione corrente con un’altra più edulcorata: il linguaggio sessuale, l’esaltazione del vino, il nome di Allah al fianco dei passaggi su eros e adulterio, ne facevano un libro contenente empietà inammissibili per la fede musulmana, ma fino alla decisione finale del tribunale Nadia era decisa a mantenere quella edizione nei loro scaffali.
Il settimo capitolo si incentra sulla sezione di arte e design, creata per raggruppare i libri sull’estetica e le sue varie categorie, in coincidenza con l’aumento dell’interesse internazionale per l’arte della regione: aprivano nuove gallerie d‘arte moderna, si tenevano nuove aste nel vicino e medio oriente, si pubblicavano nuove opere sugli artisti contemporanei dell’Egitto e del mondo arabo, stimolate dalle richieste dei collezionisti.
L‘ottavo e ultimo capitolo è dedicato all‘unica sezione di Diwan che non aveva mai cessato di crescere in termini di popolarità e vendite riscontrate: la sezione di autoaiuto. Sebbene non avesse mai amato i libri inclusi in questa categoria, preferendo rivolgersi alla letteratura per approfondire la concezione di se stessa e del mondo, nel tentativo di capire meglio i desideri dei clienti l‘autrice porta avanti una serie di ricerche volte a rintracciare le origini storiche del genere in questione, fino alla menzione dei principali autori e titoli appartenenti ad epoche e culture diverse, includendo le serie più popolari di ogni tempo.
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Il 25 gennanio 2011 gli egiziani inondarono le piazze del Cairo e di altre città, esaperati nei confronti di tutte le promesse non mantenute degli ultimi 50 anni. L‘iniziale escalation di proteste assunse presto i connotati di una rivoluzione.
I mesi di instabilità che seguirono furono devastanti sul piano finanziario oltre che emotivo: per i punti vendita di Diwan e i dipendenti rimasti, le proteste, il coprifuoco e le strade bloccate aggravavano l‘incertezza e le perdite di incassi.
Moltitudini di gente trascorrevano le giornate e le notti in piazza Tahrir, sognando un paese diverso, dando vita a una sorta di microcosmo utopico. Non era chiaro tuttavia quali istanze davvero difendessero le forze politiche emergenti: l’autrice, che negli anni novanta protestava in piazza Tahrir contro la mutilazione genitale femminile, non si riconosce in nessuna fazione e non si unisce alle proteste. Dopo diciotto giorni e diciotto notti di proteste, il presidente Mubarak si dimise ponendo fine al suo regno trentennale. Con le nuove elezioni, indette un anno più tardi, Mohammed Morsi, il candidato della Fratellanza musulmana, si insediò come il primo presidente democraticamente eletto della storia d’Egitto. I dipendenti di Diwan sostenevano la sua presidenza, simpatizzando con i Fratelli musulmani per essere cresciuti in aree dove le loro associazioni offrivano servizi medici ed educativi migliori rispetto aquelli provvisti dal governo. L’autrice non condivideva questa opinione: decise di lasciare il paese, ormai avviato verso derive islamiste e autoritarie, andando a vivere all’estero insieme alla famiglia.
Infine, se questo libro è stato scritto come una lettera d’amore per Diwan, la breve analisi che qui giunge al termine vuole essere, da parte mia, una lettera d‘amore per il libro e di profonda stima e ammirazione verso l’autrice, Nadia Wassef.
Daniela Pinna
De la 6.ª promozione de la Escola de Llibreria
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