Martín Ríos, Javier. Náufragos de papel: en torno a la literatura, los libros y la memoria. Granada: Comares, 2018. 124 p. ISBN 978-84-9045-653-8. 12 €.
El nombre de Javier Martín Ríos, profesor de la Universidad de Granada, está estrechamente ligado a toda una serie de publicaciones sobre lengua, cultura y literatura chinas. Además, sus traducciones de poesía contemporánea de dicho país han llegado a ser bien conocidas. No es de extrañar, pues, que un libro como Náufragos de papel, donde se recopilan varios artículos digitales escritos por el autor en el periodo comprendido entre 2006 y 2010, pueda llegar a ser visto como una excepción en su dilatada carrera como traductor y ensayista.
Sin embargo, en el transcurso de la lectura del libro, lo que nunca abandonaremos será este lugar, China, al que Martín Ríos no puede evitar volver constantemente. Entre los diversos artículos sobre la situación del mercado literario —que son más bien amargas quejas—, sus elogios a sus escritores contemporáneos favoritos (destaca especialmente a José Carlos Llop y Andrés Trapiello) y unas cuantas diatribas acerca de la situación política del país, brillan con luz propia aquellos textos donde Martín Ríos nos muestra su saber de literatura y cultura chinas, país sobradamente conocido por él y en el que ha vivido durante largos periodos de tiempo.
Cabe destacar el esfuerzo creativo de Martín Ríos, que huye del estilo —o falta de él— que habitualmente encontramos en este tipo de artículos para ofrecernos un intento de prosa poética, a lo Octavio Paz o Claudio Guillén (autores que él mismo reconoce admirar), que, aunque en un principio no cuenta con la calidad de la de los autores citados, va mejorando a medida que profundizamos en sus textos más recientes, llegando a culminar en algunos artículos de cierto valor literario, como su «Corto Maltés se despide de Venecia» (p. 119).
Con todo, si bien es cierto que algunos de los artículos que aparecen en el libro carecen de interés, en buena parte por expresar opiniones no demasiado originales y viciadas por los ecos del discurso dominante —destaca especialmente su desconocimiento sobre la situación real de las distintas lenguas que conviven en España—, Náufragos de papel nos ofrece una buena cantidad de textos bastante lúcidos sobre libros y autores. No obstante, dejando a un lado los artículos sobre China —cuyo valor ya suponíamos desde un principio—, en sus páginas aparecerán grandes figuras de la literatura en otras lenguas como Marguerite Duras o J.G. Ballard, y grandes clásicos de la nuestra, como Machado, Cernuda, Lorca o Juan Ramón Jiménez, a los que Martín Ríos, como espíritu afín a la buena literatura, hace bien en venerar.
Puede que el autor de Náufragos de papel caiga demasiadas veces en una cierta romantización del acto de la lectura —algo bastante común entre los intelectuales de este país— y se permita hablar de la actualidad desde una supuesta posición neutral u objetiva que a estas alturas todos deberíamos saber inexistente, pero lo cierto es que su pasión por la literatura está más allá de toda duda. Quizás por eso deberíamos afrontar la lectura de esta obra desde el papel de un voyeur que observa al amante embelesado, que se embriaga de los ojos hechizados de aquel que no tiene más que una mirada, seguramente fija e hipnotizada, pero limpia de malas intenciones. Y si esa mirada se llena de admiración con los clásicos locales, no puede sino maravillarse ante el exotismo de las letras del Lejano Oriente. Y es que el camino literario de Martín Ríos, buen aficionado a los libros de viajes, siempre se dirige hacia el Este: sus mejores líneas no son sino contraseñas que abren la Ruta de la Seda y nos llevan directamente al corazón del lugar donde hace ya más de dos milenios un pueblo iluminado inventó la tinta.
Sarai Herrera
De la 5.ª promoción de la Escola de Llibreria
Codirectora de LitFem: revista de crítica
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