Frenkel, Françoise. Una librería en Berlín. Prefacio, Patrick Modiano. Trad., Adolfo García Ortega. Barcelona: Seix Barral, 2017. 293 p. (Biblioteca Formentor). ISBN 978-84-322-2999-2. 18,50 € en paper, 9,99 € llibre electrònic.
«Mit einem lachenden und einem weinenden Auge», es decir «con un ojo lleno de alegría y el otro de lágrimas», como se dice en alemán, mi idioma paterno, leo la invitación para escribir una reseña sobre un libro titulado Una librería en Berlín, que me llega a punto de cerrar mi librería en Berlín, La Rayuela, con libros en español, mi idioma materno.
El título en castellano es un tanto equívoco, ya que la parte del libro en el que su autora, Françoise Frenkel, habla de la librería abarca sólo una pequeña parte del comienzo, aunque desde luego tiene mucho interés para alguien que vive en esta ciudad y por supuesto para alguien que también cuenta con la experiencia de dirigir una librería extranjera en Berlín y de crear un espacio de encuentro e intercambio que va mucho más lejos de la mera venta de libros. Pero hay otras «coincidencias» biográficas que me conmueven: Polonia, lugar de origen de la autora, es también lugar de nacimiento de mi padre; la importancia en el relato y en la vida de la autora de Annemasse, un pueblo fronterizo desde donde logra finalmente huir a Suiza y donde yo pasaba casi todos los veranos camino a España ya que allí vivían mis primos franceses, y finalmente la fecha de la muerte de la autora: 1975, el año en el que yo nazco...
Más allá de estas coincidencias, más bien guiños casi íntimos entre libro y lectora, la experiencia de lectura de esta autobiografía me resulta importante como testimonio histórico y me impresiona desde su perspectiva y estilo tan personal.
Pero vayamos poniendo un poco de orden: Françoise Frenkel, judía polaca y amante de la literatura francesa, después de haber estudiado en París, decide abrir en 1921 en Berlín la Maison du livre, primera y única librería francesa de la ciudad. Tras la llegada al poder de los nazis, se ve obligada a cerrar la librería en 1939 y a abandonar la ciudad y sus libros, confiscados más adelante.
La mayor parte del libro narra sus experiencias de refugiada y fugitiva judía y extranjera en la Francia ocupada y colaboracionista, primero en París, más tarde en Aviñón y en Niza. Sus memorias acaban con la descripción del fracaso del primer intento en 1942 de pasar la frontera suiza y finalmente con su lograda huida a Ginebra en 1943. En ese sentido es un rico testimonio desde una perspectiva femenina y judía de la Francia ocupada. La primera edición de Rien où poser sa tête («Nada donde reclinar la cabeza», referencia bíblica) data de 1945 por una editorial suiza, su redescubrimiento y reedición en francés con un prólogo de Patrick Modiano es del año 2015, que es la base para su traducción tanto al castellano (Seix Barral, 2017) como al alemán (Hanser, 2016).
Lo que para mí resulta realmente impresionante es la naturalidad con la que la autora explica en su «novela-diario» detalles cotidianos, aunque no menos horribles, de su vida de refugiada, cómo describe la angustia de estar comprometiendo y poniéndose en deuda con los amigos que le ayudan, sus intentos de mantener la dignidad, los pequeños triunfos de complicidad, solidaridad, y en ocasiones el humor con el que enfrenta los muchos momentos de desolación, frustración y miedo. Pongo como ejemplo de esta última, sorprendente cualidad de su humor, casi negro, una escena genial:
«Frenkel, poco después de huir a París desde Berlín, recibe un documento, firmado por un alto funcionario de la Presidencia del Consejo, que certifica que con su labor de la librería había "prestado a Francia un auténtico servicio en la difusión del libro francés en el extranjero" y que acaba con esta bella frase: "Es nuestro deseo que pueda disfrutar en nuestro país, por el que tanto y tan bien ha trabajado, de todos los derechos y de todas las libertades." Más tarde, en una ocasión en la que trata de hacer valer ese documento ante un funcionario para obtener un visado para salir a Suiza, este le informa: "Lo que yo veo aquí, señora, es una recomendación de un gobierno de antes de la guerra que se ha revelado indigno. Ese gobierno está abolido. Ahora contamos con una nueva Francia. Los amos a los que usted ha servido ya no están." (Continúa la escena con las siguientes frases:) "Este razonamiento no me era desconocido. ¡Lo había oído en innumerables ocasiones! Sin embargo, esta vez protesté dando gritos:
–¡Sepa usted, señor mío, que los amos a quienes yo he servido durante más de veinte años se llaman Boileau, Molière, Corneille, Racine, Voltaire y tantos otros inmortales de su país!“»
El humor y la gratitud predominan en todo el relato, buscados como salvavidas en muchas ocasiones, como una necesidad de reafirmarse en el lado bueno dentro del horror, en la humanidad en medio de todos los intentos de deshumanizar el mundo. Con sus memorias, Françoise Frenkel nos imparte una imprescindible lección de humildad y nos recuerda el valor de la libertad y la necesidad de humanidad en unos tiempos en los que volvemos a tender a los radicalismos, a olvidarnos de la importancia de la democracia y de la paz, de poder movernos libremente, en los que Europa olvida su pasado y cierra sus puertas hacia los refugiados de hoy.
Ha aparegut la versió catalana del llibre de la mà de l'editorial Edicions de 1984. Afegim la coberta i la referència, per donar-la a conèixer.
Frenkel, Françoise. Una llibreria a Berlín. Trad., Mia Tarradas. Barcelona: Edicions de 1984, 2019. (Mirmanda; 187). ISBN 978-84-16987-50-4. 18,50 €.
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