Ruiz Astiz, Javier. La imprenta en Navarra (1601-1700): aportes bibliográficos. Gijón: Trea, 2024. 264 p. ISBN 978-84-19823-61-8. Disponible también en línea, previo registro gratuito, en: https://trea.es/producto/la-imprenta-en-navarra-1601-1700/
Este libro ofrece un análisis crítico de la bibliografía navarra del siglo XVII con un enfoque centrado en el estudio de los impresos, los talleres y las actividades de libreros e impresores navarros. En pocas ocasiones se puede confrontar el análisis bifronte de los estudios de historia del libro desde una perspectiva documental y, a la par, del objeto impreso en clave bibliográfica.
La formación previa del autor como historiador y sus conocimientos extendidos a la bibliografía han convertido el libro en un perfecto estado de la cuestión del tema tratado y una panorámica que mejora, notablemente, el conocimiento previo sobre los impresos (de todo tipo) realizados en diferentes localidades del reino de Navarra durante cien años, un marco cronológico que le ha permitido afinar la mirada y poner en práctica el método de análisis material de los impresos y comparar con lo que los documentos nos dicen (o desdicen) respecto al objeto en sí mismo. En esta centuria destacaron los impresores Carlos de Labayen (1606-1632) con 91 impresos, Martín de Labayen (1630-1656) con 86 impresos y Martín Gregorio de Zabala (1663-1700) con 101 impresos. Además se recogen informaciones diversas (en algunos casos de procesos judiciales) que contrastan y permiten conocer mejor el funcionamiento de estos talleres y otros de los que apenas había noticias o pistas. Por ejemplo, sobre casos como el de Esteban Liberós que trabajó en 1607 y que había pasado desapercibido en la historiografía, o documentos preciosos y que es poco común que se conserven, como la carta autógrafa de Diego Mares quejándose del impresor Carlos de Labayen.
Es un trabajo bien fundamentado que recoge la tradición bibliográfica navarra en la que destaca el pionero Ensayo de bibliografía navarra (1947-1964, 9 vol.) de Antonio Pérez Goyena en el que se recopilan más de ocho mil ediciones desde la época incunable hasta 1910. La revisión de Ruiz Astiz logra afinar notablemente el análisis al realizar un estudio exhaustivo de una centuria con excelentes resultados. El autor describe 279 ediciones no recogidas en el trabajo de Pérez Goyena, pero también resta de este repertorio varias ediciones que han sido convenientemente excluidas al tratarse de libros con un pie de imprenta falsificado como de Pamplona. Estos casos son descartados tras un cuidado análisis bibliográfico. El resultado es una producción de 960 ediciones en un siglo. Las cifras son relevantes, pero lo importante es el método de trabajo, que revela un sinfín de pormenores que los investigadores podrán encontrar de notable utilidad, ya que abre diversos interrogantes sobre quién y porqué se realizaron estos procedimientos tipográficos de ocultación del taller de producción de esos textos. Lo que queda descartado abre, sin duda, numerosas cuestiones y sirve para alertar a otros investigadores que podrían encontrarse con una siembra de casos de textos clandestinos que llaman poderosamente la atención. Lo que resulta ahora de interés es detectar de qué talleres salieron esos impresos con falsos pies de imprenta y qué motivó esas estrategias editoriales.
El libro se estructura en dos bloques claramente diferenciados. En el primero se analizan de forma global cuestiones metodológicas y se dedican diversos apartados a definir el modelo descriptivo de las entradas de lo que el autor denomina «aportes bibliográficos», con las 279 nuevas ediciones añadidas a la producción de las imprentas navarras. En el segundo bloque se encuentran desgranadas las entradas de esos productos tipográficos. De este modo el libro cumple con una doble finalidad al incluir el método con advertencias de interés para otros investigadores y la aplicación del modelo de descripción que analiza con detalle cada entrada siguiendo los principios de la tipobibliografía española que cuenta con una larga trayectoria y que han dado resultados de interés en otros casos.
Las entradas bibliográficas ocupan un bloque notable del libro, un apartado bibliográfico de consulta que debe combinarse con los volúmenes del Ensayo de bibliografía navarra al que complementa de forma notable al sumar un incremento de entradas realmente destacable. En algunos casos ofreciendo pistas de interés sobre ediciones como los Pastores de Belén (1612) de Lope de Vega que tuvo dos emisiones y que revela el papel de financiador de Juan de Bonilla, un mercader de libros que buscó el taller navarro de Nicolás de Asiáin. Este impresor tuvo una producción conocida limitada, 58 impresos, pero editó varias obras literarias, como el Honesto y agradable entretenimiento de damas y galanes (1612) de Francisco Truchado, que podían entrar en el mercado del libro castellano, revelando las potencialidades de estos talleres y la singularidad navarra que permitía contar con una legislación propia del libro y ofrecer productos comerciales de interés que podían irrumpir en otros mercados.
Las líneas iniciadas en esta monografía darán resultados adicionales, ya que el autor emplea como recursos los materiales tipográficos del taller, especialmente los juegos de iniciales ornamentales, lo que permite augurar que el método comparativo con ejemplares sine notis o con otros pies de imprenta podría dar lugar a nuevos hallazgos. La consulta de documentos diversos le ha permitido detectar textos financiados por la nobleza local y las órdenes religiosas, incluyendo ubicaciones de imprentas en Fitero, Irache o La Oliva. También es relevante el número elevado de procesos judiciales analizados en los que se han detectado títulos de los que no había ejemplares descritos y numerosas pistas sobre el día a día de los talleres que ofrecen una radiografía de motivaciones y usos de las técnicas compositivas para producir otros impresos que pueden ser calificados como de oficinas tipográficas navarras. Es el caso de la De institutione grammaticae (Pamplona, 1665) de Antonio de Nebrija de la que conocemos un único ejemplar (incompleto) en un proceso judicial. En este caso se conserva el primer pliego de este impreso.
Otro bloque importante son las numerosas alegaciones jurídicas, que constituyen un elenco notable de los impresos localizados por Ruiz Astiz, dando cuenta de un uso común de las prensas para estas defensas jurídicas en distintas jurisdicciones y de la representación mediante impresos de las instituciones del reino y de la Iglesia. En muchos de estos casos se publicaron sin pie de imprenta, pero en este estudio se ubican en diferentes talleres analizando elementos decorativos (iniciales y viñetas). En otros casos los textos han pasado más desapercibidos al no existir apenas ejemplares, como el Liber exorcismorum (1623) de Cristóbal de Lasterra, un pequeño librito en 12º, con los exorcismos de tormentas y demonios, que fue prohibido por la Inquisición e incorporado al Índice de 1707.
Este libro refresca el conocimiento previo, corrigiendo numerosos problemas bibliográficos y construyendo un nuevo corpus de impresos que logra reunir nuevas entradas y revisar en profundidad las ofrecidas por una tradición bibliográfica decimonónica que continuó en los inicios del siglo XX y que necesita de una completa revisión y renovación metodológica. Uno de los logros de este libro es, precisamente, aplicar un trabajo sistemático al estudio de los impresos y las fuentes, que permite corregir numerosos errores, descartar falsos pies de imprenta y ofrecer una panorámica enriquecida de la situación del reino de Navarra en el contexto de la historia del libro en los territorios de la Monarquía Hispánica. Esta perspectiva complementa trabajos de otros territorios que permiten mejorar el conocimiento global de las problemáticas del libro en el Siglo de Oro, especialmente en relación a ciertos impresos aparentemente publicados en Pamplona y numerosos casos problemáticos hasta ahora no solucionados.
Los resultados abren algunos interrogantes, especialmente sobre las relaciones con otros territorios peninsulares y sobre cómo funcionaron las alianzas con algunos impresores para imprimir o importar libros, que apuntan a estrategias editoriales en la búsqueda de burlar ciertos controles legales y, sin duda, los propios intereses de algunos financiadores, entre ellos los mercaderes de libros. Un libro que genera un necesario debate sobre un patrimonio bibliográfico menos conocido de lo que creíamos y que convenientemente combinado con métodos que trabajan el libro y los documentos logran un enriquecimiento de los estudios culturales a los que la bibliografía pueden contribuir de una forma clara y enriquecedora.
Pedro Rueda Ramírez
Profesor de la Escola de Llibreria
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