Penniman, James Hosmer. Libros: cómo aprovecharlos al máximo. Trad., Antonio Rodríguez Pastor. [Valencia]: JPM Ediciones, 2018. 100 p. (Papyros; 3). ISBN 978-84-15499-52-7. 12 €.
Este breve y conciso libro de James Hosmer Penniman (1860-1931) –eminente pedagogo literario e investigador de la historia colonial y revolucionaria de los Estados Unidos– nos ofrece una apreciable e inteligente recopilación de argumentos y reflexiones destinados a mejorar la relación del lector con los libros, a fin de profundizar en su valía y aprovechamiento, como forma de crecimiento humano y placer personal.
Muchos son los hallazgos de James Hosmer Penniman, habilitado y apoyado por las citas de un gran número de grandes pensadores y literatos de la cultura occidental. El autor acude a la autoridad intelectual de nombres como Goethe, Montaigne, Lowell, Emerson, Rousseau, Schopenhauer, Francis Bacon, De Quincey, etc.
Hosmer Penniman prefiere la profundidad –la lectura profunda y repetida– de pocos libros en contraposición con la lectura de muchos, leídos superficialmente.
Penniman sostiene que a la lectura debe seguirle la toma de notas: la escritura, la cual fija y precisa cada idea en nuestra mente: «escribir hace al hombre preciso» en alusión a una cita de Francis Bacon.
Otra idea reveladora y muy moderna para su época, que Hosmer Penniman desarrolla es la socialización de las lecturas. O lo que es lo mismo: «habla de lo que lees con personas intelectuales».
La parte más central e importante del libro se halla en lo que el autor denomina «Cultivando la memoria». Hosmer Penniman hace hincapié en cinco condiciones insoslayables para alcanzar una lectura provechosa, para que lo leído quede fijado en nosotros: la atención, el interés, la retención, las asociaciones múltiples de ideas y, como colofón, el compartir con otras personas el resultado de nuestra lectura (lo que antes hemos denominado la socialización de la lectura).
En el tramo final de texto, Penniman realiza un sucinto repaso de los diferentes géneros literarios en boga en el momento en que escribió su libro, 1911, detallando sus virtudes. Son anotaciones sobre la poesía, la biografía, la historia y la ficción.
Concretamente, cuando Hosmer Pennimann aborda el género de la ficción, su texto adolece del puritanismo de la época y realiza afirmaciones sobre la novela cuando menos discutibles y estrambóticas hoy. No olvidemos que la revolución de la novela moderna –Proust, Kafka o Joyce– todavía no había llegado cuando Penniman escribió su libro.
Este hecho constituye la única objeción que, en mi modesta opinión, tiene este ensayo, en la medida en que como lector me han producido no poca extrañeza ciertas afirmaciones. Por ejemplo, el autor sostiene que «cuando nuestras ideas sobre lo correcto y lo incorrecto se confunden y nuestras concepciones de la moralidad son minadas por un libro, éste debe ser evitado, pues solo puede causar daños». Más adelante escribe: «Deberíamos cuestionar duramente la ficción en lo que a su efecto sobre nuestras naturalezas se refiere; si no posee una influencia saludable y edificante, sea cual sea la cantidad de interés que posea, no debería darle derecho a consideración.»
El capítulo final del libro contrapone las bibliotecas privadas a las públicas. Penniman afirma que «no sacamos partido a un libro a no ser que lo poseamos». Y más adelante escribe «existe la misma diferencia entre un libro que posees y un libro de biblioteca que la que hay entre un hogar y un hotel».
Dicho todo lo anterior, Libros: cómo aprovecharlos al máximo, de James Hosmer Penniman, debe ser leído con sumo interés, no sólo por sus claras y serenas reflexiones sino también como objeto de análisis de la historia de las ideas sobre la lectura y el libro de los siglos que nos preceden. Goza de un doble interés, cultural e histórico.
Eduard Felip Devesa
De la 5.ª promoción de la Escola de Llibreria
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