Paleologos, Konstantinos. Literatura y traducción (apuntes Traliterarios). Pról., Julio Llamazares. Benalmádena: EDA Libros, 2018. 214 p. (Lecciones de cosas. Ensayo; 24). ISBN 978-84-92821-98-3. 15,90 €.
Literatura y traducción es, tal y como apostilla el subtítulo, una colección de apuntes (tra)literarios del hispanista y traductor griego Konstantinos Paleologos. La acuñación del término traliterario no puede ser más acertada, pues en verdad el autor nos invita a subir a su barco y surcar con él las profundas aguas de la(s) literaturas(s) del mundo, que no podríamos llegar a conocer plenamente sin pagar el peaje de la traducción. Paleologos, como marino experimentado, nos guía por las procelosas aguas de la creación de las generaciones literarias, los poderes fácticos capaces de consagrar y desahuciar escritores, la literatura comparada y sus inevitables sesgos nacionales (y nacionalistas), para llevarnos a mar abierto a (re)encontrarnos con la traducción literaria y su contribución a la fijación de los cánones literarios.
El libro, prologado por Julio Llamazares, se estructura en nueve capítulos que se nutren de ponencias del autor en diversos congresos y jornadas durante años y abordan de forma amena y lúcida (quizá no siempre estrictamente objetiva, como el propio Paleologos advierte en la introducción, pero siempre honesta) diversos temas de interés en el campo de la literatura y la traducción.
Los tres primeros capítulos abordan la filia, no siempre justa ni justificada, de los académicos españoles del siglo XX por la clasificación en generaciones literarias y el poder que esto confiere para, de un lado, canonizar a una serie de autores y, de otro, marginar y condenar al olvido a aquellos que no son incluidos en esa generación. Como ejemplo de esto último, Paleologos presenta el caso del escritor asturiano Julián Ayesta (1919-1996), desprovisto de toda etiqueta generacional y excluido prácticamente de todas las historias de la literatura española, cuya obra Helena o el mar del verano, sin embargo, no ha dejado de editarse y venderse en España desde los años cincuenta y ha sido, además, traducida a seis idiomas. Asimismo, se analiza el fenómeno de la llamada «nueva narrativa de los 80», la última generación literaria que se consigue acuñar (con calzador, me atrevería a decir): una generación heterogénea que apenas comparte nada, más allá de la edad y el escenario urbano; una etiqueta (im)puesta por el mercado editorial ante las grandes transformaciones que estaban teniendo lugar en España.
El capítulo IV es el más marcadamente helénico, pues nos presenta al Casantsakis hispanista, tanto en su faceta de cronista en una España en caída libre, desde el desastre colonial hasta la guerra fratricida, como en la de introductor (y, en parte, visionario) de las grandes figuras emergentes de la poesía española (Lorca, Alberti, Salinas…), algunos de cuyos poemas tradujo él mismo al griego y publicó en revistas literarias de la época.
El capítulo V nos embarca en una travesía por el microrrelato hispánico, género de gran proyección en los acelerados tiempos que corren, desde sus precursores clásicos, escritos miles de años antes de la «invención» del género, hasta la actualidad, poniendo de manifiesto la desautorización del discurso canónico de los grandes mitos griegos (Ulises, Electra, Helena…) y su reinterpretación, siempre a modo de homenaje.
Los cuatro últimos capítulos son los que abordan en mayor profundidad las cuestiones traliterarias. En ellos, Paleologos reivindica la importancia de la traducción para la llamada literatura universal («la universalidad de la literatura pasa por la traducción») y su papel en la confección de los cánones literarios nacionales, ya sea mediante la consagración de escritores autóctonos, cuya obra se exporta a otra lengua, o mediante la aportación de nuevos modelos al resto de escritores nacionales cuando se importan obras extranjeras. El autor se hace eco, además, de las nuevas corrientes (estudios feministas, postcoloniales, etc., que algunos autores denominan peyorativamente escuela del resentimiento) críticas con el canon establecido y nos hace reflexionar sobre los estudios de literatura comparada de la tradición francesa o los greatbooks de la academia estadounidense. El público filoheleno disfrutará mucho con el capítulo dedicado al fenómeno lorquiano en Grecia y al cavafiano en España, así como con una breve historia de la recepción de la literatura española en el país heleno, cuyas prensas parecen funcionar a medio gas en este último decenio, marcado por la crisis económica. El último capítulo aborda un fenómeno en auge en el campo de la literatura: la traducción colectiva, no solo como recurso que garantiza el trasvase óptimo de una obra de una lengua a otra y rompe el cliché del traductor solitario apartado de todo, sino también como valiosísima herramienta didáctica para la formación de nuevos traductores.
En resumen, el libro de Paleologos es, en estos días estivales, una invitación a abordar su nave y sus apuntes, una suerte de cuaderno de bitácora de un Ulises traliterario en su larga y apasionante travesía por las aguas de la literatura neogriega, panhispánica y universal, por lo central y lo periférico, lo canónico y lo herético, huyendo de los cantos de sirena de «lo establecido», pero sin ninguna prisa por arribar a Ítaca.
Miguel Á. Monteagudo
Traductor y profesor en las Escuelas Oficiales de Idiomas de Andalucía. Autor del blog Atenasmovedizas
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