Bessard-Banquy, Olivier (dir.). Splendeurs et misères de la littérature: ou la démocratisation des lettres, de Balzac à Houellebecq. Malakoff: Armand Colin, 2022. 479 p. ISBN 978-2-200-63307-3.
Olivier Bessard-Banquy es uno de los teóricos más interesantes del panorama actual en el análisis de los fenómenos literarios y su relación con los distintos eslabones de la industria editorial, desde la creación a la recepción. Como se ha destacado en la reseña de su obra Modernité du livre, publicada en este blog, las aportaciones de Bessard-Banquy revisten una importancia capital, pues se trata de uno de los pocos autores que han explorado con rigor y continuidad el mundo de la edición con una perspectiva tanto histórica, como filológica y sociológica. En este caso no se trata de un ensayo personal, sino de una obra colectiva coordinada por él, en la que ha conseguido reunir a un selecto elenco de especialistas, que por sí mismos constituyen una excelente nómina de las figuras más significativas en el estudio de la edición.
Los capítulos de la obra dan fe del alcance de la misma y de la dimensión de los expertos agrupados en la elaboración de este volumen:
1. Le livre et la littérature au début du XIXe siècle (El libro y la literatura a principios del siglo XIX) (Jean-Yves Mollier)
2. Être homme de lettres au XIXe siècle: entre contrainte économique et contrainte médiatique (Ser un hombre de letras en el siglo XIX: entre las limitaciones económicas y mediáticas) (Anthony Glinoer)
3. La révolution du roman-feuilleton (La revolución de la novela por entregas) (Pascal Durand)
4. Défense et promotion de la littérature: le rôle clé des bibliothèques populaires (Defensa y promoción de la literatura: el papel clave de las bibliotecas públicas) (Agnès Sandras)
5. De la démocratisation des lettres dans l’enseignement: un enjeu à la fin du XIXe siècle (La democratización de la literatura en la enseñanza: un desafío a finales del siglo XIX) (Martine Jey)
6. L’écriture ordinaire, paramètre de la démocratie (La escritura ordinaria, un parámetro de la democracia) (Nelly Wolf)
7. Médiamorphoses de la critique: presse et démocratisation littéraire des années 1830 aux années 1970 (Mediamorfosis de la crítica: prensa y democratización literaria de los años 1830 a los años 1970) (Marie-Ève Thérenty)
8. Mythe et réalité du grand écrivain (Mito y realidad del gran escritor) (Laurent Demanze)
9. Best-sellers d’hier et d’aujourd’hui (Los bestsellers de ayer y de hoy) (Sylvie Ducas)
10. Du snobisme des lettres françaises dans l’entre-deux-guerres: distinction littéraire et démocratisation culturelle (El esnobismo de las letras en el periodo de entreguerras: distinción literaria y democratización cultural) (David Martens)
11. À rebours de l’élitisme (En contra del elitismo) (Michel Murat)
12. Les traductions littéraires: entre démocratisation et inégalités (Las traducciones literarias: entre la democratización y la desigualdad) (Gisèle Sapiro)
13. Le poche de l’après-guerre, un outil démocratique? (¿Es el libro de bolsillo de la posguerra una herramienta democrática?) (Bertrand Legendre)
14. Le commun des intellectuels (Consideraciones sobre la figura del intelectual) (Guillaume Louet)
15. La génération de 1968 et la littérature (La generación de 1968 y la literatura) (François Chaubet)
16. Quelles politiques publiques à l’heure de l’hyper-démocratisation? (¿Qué política cultural es posible en la era de la hiperdemocratización?) (Laurent Martin)
17. Littérature et valeurs démocratiques (Literatura y valores democráticos) (William Marx)
18. La littérature par la voix (La literatura a través de la voz) (Pierre Jourde)
19. La démocratisation de l’écriture (La democratización de la escritura) (Alexandre Gefen)
20. La littérature comme relation: de la tour d’ivoire à la tour de guet (La literatura como relación: de la torre de marfil a la torre de vigilancia) (Dominique Viart)
Las casi 500 páginas de la obra constituyen una evidencia de su amplitud, así como la variedad de temas analizados lo es de su ambición. Es cierto que, como ocurre en todo tipo de obras colectivas, es muy difícil mantener el equilibrio entre el análisis de los diferentes aspectos estudiados, y en este caso se ve en la desigualdad de trato que reciben el estudio de los fenómenos literarios del siglo XIX, frente a los más contemporáneos que priman en el cómputo global. Pero, a pesar de esto, el volumen cumple sobradamente con los objetivos planteados en la introducción, esto es, analizar la progresiva incorporación de la población en general a la literatura, gracias a la democratización de los procesos de producción, abaratando los costes y de difusión, con la generalización de las bibliotecas públicas.
Bessard-Banquy establece en la introducción el marco teórico y contextual en que se viene implementando la democratización de la literatura. Argumenta que, aunque se entiende que la literatura se ha democratizado desde el Antiguo Régimen, este hecho, cuando se evoca, remite generalmente a dos realidades muy diferentes y casi opuestas. Por un lado, la literatura ha ganado audiencia gracias a los beneficios de la educación pública y a los avances del sector editorial. Pero, por otro lado, ha perdido en cierto modo su carácter sagrado para convertirse en una simple producción de masas que busca la bestselerización y el entretenimiento. Esta dicotomía plantea una serie de interrogantes sobre el valor, el propósito y el impacto de la literatura en la sociedad contemporánea, a los que se intenta responder con la gavilla de capítulos antes enumerados. En todo caso opina el autor que la democratización de la literatura ha conseguido la articulación de una mayor diversidad de voces y perspectivas en el mundo literario, abriendo el campo a una serie de autores que aportan perspectivas audaces e innovadoras.
En el capítulo 1, Jean-Yves Mollier subraya la importancia de las bibliotecas públicas como instituciones clave para el acceso a los libros y la formación de lectores, algo que han puesto de manifiesto todos los autores que investigan sobre la historia del libro y de la lectura (desde Henri-Jean Martin, hasta Roger Chartier, o Jean-François Botrel, este aspecto es considerado capital en el cambio de tendencia de la lectura en las sociedades contemporáneas). Mollier extiende la mirada al papel que editores, libreros, impresores y autores jugaron en la configuración del campo literario y sus tensiones entre el arte y el mercado. Un campo literario que fue brillantemente estudiado por Pierre Bourdieu en la obra fundacional Las reglas del arte (Anagrama, 2011), en la que analiza cómo se conforma este campo en el siglo XIX, con todas las connotaciones que esto tendrá en el desarrollo de la literatura y en la formación de unos comportamientos y actitudes que serán recurrentes en años posteriores.
Precisamente a los hombres de letras dedica su aportación Anthony Glinoer en el siguiente capítulo. Glinoer estudia las condiciones de vida y de trabajo de los escritores en el siglo XIX, así como las estrategias que adoptaron para afirmar su identidad profesional y su legitimidad cultural. Uno de los aspectos más significativos analizados por el autor es el de la formación de redes de sociabilidad, de colaboración y de competencia entre los autores, estableciendo una dinámica de intervenciones y reacciones en las que jugaron un papel muy importante sus estrategias con los medios de comunicación y el público lector, ambos interpelados en los conflictos y escaramuzas desarrollados por unos profesionales que buscaban su afianzamiento en el panorama cultural.
Y una de la vías de consecución fue la aparición de un género que desde muy temprano gozó de las expectativas del nuevo público lector, extendiendo las dimensiones de este, y generando movimientos masivos de adquisición y difusión de los ejemplares de prensa en los que se incluyó esta nueva modalidad. Se trataba de las novelas por entregas. Pascual Durand dedica su gran sabiduría y capacidad de síntesis al examen de este curioso género que convulsionó las prácticas lectoras durante gran parte del siglo XIX. Pero sobre todo cambió el estatus de muchos autores que vegetaban en la ignorancia, o en la indigencia, ofreciéndoles una oportunidad de fama y prestigio impensable con los géneros convencionales. La publicación de folletines en los periódicos constituyó una de las fórmulas más felices adoptada por muchos editores a mediados de siglo para llegar a aquellos lectores que no tenían dinero para comprar un libro. Los editores calculaban cuidadosamente el tiempo que demandaba su producción para que su publicación coincidiera con los viernes, el día de paga. La publicación por entregas fue aprovechada con buenos resultados por Dickens, Trollope, Thackeray y Alejandro Dumas, entre otros. Dumas, por ejemplo, se convirtió en una fábrica de escribir que subcontrataba sus novelas a autores segundones. El formato serializado afectó la forma en que los autores escribían sus obras, pues la necesidad de mantener la atención del lector entre entregas condujo a tramas donde había de primar la emoción y los giros inesperados. En realidad con este género se ponen los fundamentos del segmento más comercial de la literatura que conduciría al despegue de los bestsellers contemporáneos pero, sobre todo, se impulsa una democratización de la literatura poniéndola al alcance de las clases menos alfabetizadas. Sylvie Ducas circunscribe en el capítulo que le dedica a los bestsellers el marco de desarrollo de estas obras, sus antecedentes y su evolución contemporánea, estableciendo una serie de premisas muy interesantes para comprender las dimensiones del fenómeno en diferentes épocas y sobre todo sus implicaciones para la industria editorial contemporánea.
Pero volviendo al siglo XIX, es a finales del mismo cuando se sube un peldaño más en este proceso con la incorporación de los textos literarios a los procesos de enseñanza, como analiza Martine Jey. La inclusión en el currículo formativo favoreció la naturalización de la cultura literaria y la extensión de la lectura desde los primeros momentos de la educación, poniendo los principios para la consolidación de un público lector formado e interesado por las novedades en este ámbito. Un público que cada vez lee con más frecuencia, pero que también se expresa a través de diversas modalidades de escritura ordinaria, como subraya Nelly Wolf, para quien diarios, cartas y otros formatos permiten a las personas expresar su subjetividad y comunicarse de manera espontánea y sincera, dando lugar a una gran variedad de experiencias y perspectivas. Como indica Wolf, la escritura ordinaria conforma una experiencia característica de la democratización cultural por cuanto invita a la participación y al intercambio, combinando los procesos de creación con los de recepción, en un tándem inseparable como experiencia cultural.
En todo este recorrido se ha ido deslizando la idea subyacente de la creación de una clase literaria amparada por el desarrollo de la enseñanza, de la alfabetización, de la prensa periódica, y de un público lector cada vez más extenso. Y entre la clase literaria se va erigiendo la figura del «gran escritor», del autor de referencia, del líder intelectual, que se va construyendo con diversos expedientes hasta alcanzar el estatus de mito. Esta dinámica entre cultura de elite y cultura popular, entre la gestación de una suerte de Olimpo literario y la extensión de géneros menos exigentes y accesibles es abordada en varios capítulos de la obra, en los que se pone el énfasis en los fundamentos sociales o sociológicos de la construcción de los autores, y los de reconocimiento y consolidación de los mismos en el seno de la sociedad. Laurent Demanze, David Martens o Michel Murat, analizan desde distintas perspectivas los esplendores y celebraciones que encumbran a determinados personajes de la república de las letras, así como la dialéctica que los sostiene en una trabazón permanente con movimiento de signo contrario, como la reacción contra el elitismo literario que se produce a partir de los años 1950, y que se caracteriza por una reivindicación de la diversidad, la pluralidad, la accesibilidad y la popularidad de la literatura. Este análisis se completa con el desarrollado por Guillaume Louet que se interesa por la figura del intelectual en la sociedad contemporánea y por su relación con la literatura. El autor cuestiona la noción de compromiso intelectual y literario, y explora las formas de intervención pública de los escritores en el espacio mediático y digital.
Las traducciones literarias y los libros de bolsillo son tratados por dos ensayistas destacados en diversos aspectos de los procesos de creación. Gisèle Sapiro, una socióloga discípula de Bourdieu que ha dedicado excelentes obras a la censura contemporánea y la condición de los autores, reflexiona sobre el estatus de las traducciones y las desigualdades que existen entre los diferentes idiomas y culturas. La autora muestra cómo la traducción es un fenómeno social y político que depende de factores como el mercado editorial, las políticas culturales, los agentes literarios y los mediadores culturales. Unas tesis que ya habíamos visto expuestas en la excelente obra de Pascale Casanova, La república mundial de las letras, publicada en España por Anagrama (2006), pero que Sapiro actualiza y moderniza. Si las traducciones constituyen uno de los elementos capitales para la difusión de una obra, la aparición de la misma como libro de bolsillo representa otro eslabón más en su recorrido hacia la visibilidad, no solo por su carácter económico sino sobre todo por gozar de una distribución más extensa. Bertrand Legendre estudia la historia y la evolución del libro de bolsillo en Francia desde la posguerra hasta la actualidad. El autor examina cómo este formato editorial contribuyó a la democratización de la lectura y de la cultura, pero también cómo se enfrentó a diversos desafíos, como la competencia de otros medios, la segmentación de los públicos y la crisis del sector.
En una obra como esta no podían faltar capítulos dedicados a la oralidad y a la edición digital, y las últimas intervenciones se centran en estos importantes aspectos del libro y la lectura contemporáneos. Pierre Jourde analiza el renacer de la oralidad en los sistemas de comunicación, subrayando la importancia que ha cobrado la voz en los procesos de creación y consumo literario, conformando una realidad en la que la oralidad puede ser una fuente de innovación y de renovación estética. La aparición de los audiolibros, que han cobrado un protagonismo inusitado con las posibilidades tecnológicas que, amparadas en las plataformas digitales, permiten un consumo flexible y accesible a todas las capas de la población, constituye uno de los hitos del sector editorial en los últimos cinco años, superando cada año las cifras de oyentes en los diferentes formatos. Pero el factor voz en la transmisión de conocimiento no se queda ahí, Jourde también aborda el fenómeno de la lectura en voz alta, el slam, el rap y el pódcast, como formas de difusión y de democratización de la literatura. Alexandre Gefen examina las transformaciones de la escritura en la era digital, y las repercusiones de las nuevas modalidades de lectoescritura en los procesos de creación, difusión y consumo. Alexandre Gefen describe las nuevas prácticas de escritura colectiva, colaborativa, interactiva y participativa que se desarrollan en las redes sociales, los blogs, los foros y las plataformas en línea. También analiza los desafíos que plantean estas formas de escritura para la autoría, la calidad, la legitimidad y la propia institución literaria. El autor hace un interesante ejercicio de reflexión sobre los escenarios a corto y medio plazo, en los que la actividad digital experimentará un crecimiento y sus prácticas se generalizarán en los entornos sociales y profesionales.
En el capítulo de conclusión, Bessard-Banquy sintetiza los argumentos principales del libro y reflexiona sobre las implicaciones que la democratización de la literatura ha tenido en las prácticas de escritura y lectura contemporáneas, transformando el campo literario e incrementando el número de voces y la accesibilidad de la sociedad a aquella. Interpela a los autores y a los lectores sobre la necesidad de una formación que permita abordar los hechos literarios con un carácter crítico, y que permita alcanzar el equilibrio entre la «tiranía de la mayoría», implícita en los fenómenos de difusión masiva y globalizada de los productos literarios, y la calidad y la innovación que favorecen avances y desafíos entre autores y lectores. Bessard-Banquy invita a un debate abierto y constructivo sobre el futuro de una práctica que considera fundamental para la sociedad.
En definitiva, Splendeurs et misères de la littérature, es una excelente obra de síntesis sobre los principales fenómenos que circunscriben el hecho literario en la actualidad y sobre los escenarios futuros, interesante para todos aquellos que se aproximen a la historia del libro y de la lectura, a la historia de la edición desde una perspectiva abierta y creativa. Una gran aportación que merecería una traducción al español.
José Antonio Cordón García
Universidad de Salamanca. Instituto de Estudios Medievales, Renacentistas y de Humanidades Digitales
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