Tellier, Virginie; Laroque, Lydie (dirs.). Médiations pour la littérature de jeunesse au XXIe siècle: enjeux et pratiques. Pessac: Presses Universitaires de Bordeaux, 2024. 242 p. (Études sur le livre de jeunesse). ISBN 979-10-300-1062-6.
En 2021 el profesorado del máster en Literatura Infantil que se imparte en la CY Cergy Paris Université organizó, en colaboración con el Centro Nacional de Literatura para Jóvenes (CNLJ), la tercera Bienal sobre Literatura Infantil y Juvenil, en esta ocasión en torno a «La médiation autour du livre de jeunesse en Europe au XXI siècle». La obra que comentamos reúne quince de las aportaciones habidas en aquel encuentro.
Lydie Laroque, profesora de la CY Cergy Paris Université, incide en el prólogo en la trascendencia reciente que ha adquirido el concepto de «mediación» con relación a la literatura para niños y jóvenes. De acuerdo con Jean Caune, teórico de la mediación cultural, señala Laroque que fue en los años 90 del pasado siglo, y en el marco de lo que entonces se denominó «el fin de las ideologías», cuando adquiere verdadera carta de naturaleza la mediación en el ámbito cultural y artístico: «La médiation postule ainsi que la culture n’est pas accessible à chacun immédiatement». Antes se había manejado abundantemente la idea de «animación», paradigma no muy distinto, a mi juicio, aunque ofrece un carácter más ocasional, menos comprometido con el individuo en formación. El concepto de «mediación» responde mejor a los desafíos que plantea un mundo cada vez más complejo en todos los órdenes del conocimiento, y en particular en el de la recepción de la obra artística y literaria, que es el que ocupa a los autores de este volumen.
De los diferentes componentes que intervienen en la mediación en el ámbito de la literatura infantil y juvenil –el público objeto de la mediación, los libros, los autores, los editores, etc.– la obra que comentamos pretende centrarse en la figura del mediador con el propósito de responder a estas preguntas: ¿Quiénes son actualmente los diferentes mediadores? ¿Cuál es su formación? ¿Qué actividades o actuaciones de mediación pueden resultar oportunas en cada caso? Las aportaciones seleccionadas provienen del campo de la sociología, de las ciencias de la información, de la investigación en literatura infantil y juvenil y didáctica de la lengua y la literatura, profesionales del libro, etc. Con todo, se detallan experiencias de lectura en diferentes niveles educativos, se describen prácticas de recepción de obras y formatos muy variados (manga, álbum ilustrado, poesía, e-book) o se apuntan propuestas creativas de diferente alcance.
Así, por ejemplo, Fabienne Montmasson-Michel ofrece un estudio sobre la intervención de los ATSEM (agents territoriaux des écoles maternelles), profesionales que actúan como auxiliares de los docentes, en la iniciación lectora del alumnado de primeros niveles. Se pregunta la autora si tales agentes pueden actuar como mediadores de lectura. Para responder acude a los datos recogidos en cinco colegios de pequeñas ciudades y entorno rural donde se ha llevado a cabo la experiencia de colocar diferentes álbumes ilustrados encima de la mesa, con el objeto de que los niños y las niñas los elijan, los lean (o visualicen) y los comenten en los periodos asignados a los ATSEM. En las sesiones se alterna la lectura autónoma y la guiada. La experiencia permite concluir que se logra una socialización lectora precoz de acuerdo con la frecuencia de la intervención. En concreto, se considera que los mediadores han logrado en ese caso que los niños y las niñas interioricen actitudes relacionadas tanto con la posición corporal adecuada para la lectura como con el gusto por los libros.
Christine Boutevin presenta una investigación colaborativa en torno a la incorporación de canciones y poemas en los primeros cursos educativos con el objeto de fomentar las habilidades lingüísticas de los participantes. Un grupo de cuatro investigadores e investigadoras de la Universidad de Montpellier, especialistas en ciencias del lenguaje y en didáctica de la literatura, siguieron y analizaron la intervención a lo largo de tres años (2017 - 2020). El objeto de estudio fue tanto el aprendizaje lingüístico de los niños y las niñas como las representaciones y creencias de los enseñantes (docentes, familiares, artistas, bibliotecarios). El espacio de la intervención, una biblioteca multimedia, fue así mismo relevante a la hora de ponderar los resultados de la investigación. Se destaca, por ejemplo, que el trabajo colaborativo constituyó un resorte poderoso para la transformación de las prácticas de lectura, canto o interpretación. Los participantes –provenientes, como decimos, de sectores profesionales muy distintos– adquirieron un conocimiento general de las posibilidades formativas que ofrecen las canciones y los poemas en los primeros niveles educativos.
Camille Etedali-Khou habla de la pluralidad de formas de mediación que se ponen en práctica en una librería especializada en literatura infantil y juvenil. Dice la autora que el modo de colocar los libros, la disposición del espacio, la «puesta en escena» de la propia librería constituye ya el primer modo de mediación, el primer paso para que se establezcan relaciones reales entre el libro y su comprador y lector. Así, hay que pensar, en este sentido, que el escaparate cumple funciones muy variadas: es a la vez un resorte comercial, un medio de comunicación de la propia librería y un gran instrumento de mediación con los clientes, en función de la selección de los libros, la preferencia que se proporciona a unos formatos u otros, la combinación de géneros, etc. Luego, ya en el interior, la propia organización de estantes y mesas de exposición, los rótulos, el circuito que se propone al cliente, la relevancia concedida a determinados títulos son elementos que invitan a la reflexión ante las propuestas y a la elección de unos libros u otros. Etedali-Khou denomina a todo ello procedimientos de mediación indirecta. El consejo al cliente es la mediación directa y principal que proporciona la librería. Otra forma importante de mediación son los eventos organizados: encuentros con autores y autoras, presentaciones de libros, momentos dedicados a la firma de obras por parte de escritores o ilustradores, la organización de clubs de lectura, etc.
Por otra parte, si la mayoría de los estudios provienen de prácticas educativas e investigaciones desarrolladas en Francia, algunos investigadores han buscado referencias en otros países europeos, como Suiza, España o Grecia. En lo que respecta a España, Patricia Mauclair acierta, a nuestro juicio, en su diagnóstico. Destaca el contraste entre el elevado volumen de actuaciones de mediación en bibliotecas y otras instancias y la pobreza de los conocimientos de los futuros mediadores. También señala la investigadora que desde la LOGSE (1990) la literatura infantil y juvenil ha servido preferentemente de instrumento transversal para la transmisión de valores; es decir, que se ha institucionalizado la «instrumentalización» de la literatura infantil y juvenil. Sería deseable, dice Mauclair, que fuera también tratada propiamente como «literatura».
Cabe destacar, en definitiva, que la variedad de las experiencias e investigaciones aquí reunidas no impide que la obra ofrezca una sólida cohesión de fondo: quince capítulos que comparten el rigor metodológico, la valentía en los planteamientos y la búsqueda y análisis de nuevas formas de mediación.
José Domingo Dueñas Lorente
Universidad de Zaragoza
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