Leer al escritor de literatura infantil y juvenil: escribir para niños y jóvenes II. Madrid: Cátedra, 2023. 220 p. (Crítica y estudios literarios). ISBN 978-84-376-4662-6. 16,50 €.
La Asociación Colegial de Escritores (ACE) convocó y organizó en mayo de 2022 el II Congreso de Literatura Infantil y Juvenil bajo el título de «Escribir para niños y jóvenes». Por fortuna para el lector interesado, las aportaciones del encuentro fueron recogidas en el volumen que ahora comentamos, incluido en la colección «Crítica y estudios literarios» de la reconocida editorial Cátedra. Como es propio de una asociación de escritores, prevaleció en el encuentro la perspectiva del autor: nombres ya consagrados de la literatura infantil y juvenil como Concha López Narváez o César Mallorquí, en el caso de la narrativa, o de Beatriz Giménez de Ory y de Carmen Martín Anguita, para el de la poesía, desgranaron algunas claves de sus renombradas trayectorias creadoras. Si en algo coincidieron todos ellos fue en la dificultad que conlleva acceder de manera honesta a un público en proceso de formación, dotado por lo general de altas expectativas ante la lectura, sin renunciar, claro está, a una elaboración delicada y exigente tanto en el tratamiento de los temas como en los ingredientes compositivos de los textos. Lejos queda ese tópico que propagó algún sector de la crítica literaria del siglo XX de que la literatura infantil y juvenil adolecía de falta de libertad creativa y, por lo tanto, de suficiente consistencia artística.
Si en la primera parte del libro, denominada «La realidad lectora», concurren los testimonios de los autores mencionados junto a dos clarificadoras aportaciones de las profesoras de la Universidad Autónoma de Madrid, Susana Gala Pellicer y Elisa Martín Ortega, queda para el final el capítulo «Los novísimos de la literatura infantil y juvenil: empezar a publicar», quinta y última parte del volumen, donde se insertan las sugerentes declaraciones de cuatro autoras que han logrado recientemente publicar su primera obra, Mercedes Olivet Sánchez, Eva Alejandra Rodríguez Ruiz, Rosa del Real y Alba Quintas Garciandía. Las cuatro celebran el logro de ser finalmente escritoras, a todos los efectos; pero el camino que describen no es en ningún caso de rosas. Un altísimo grado de confianza en uno mismo y de convicción en lo que se escribe son imprescindibles para perseverar frente al silencio o el escaso aprecio de la crítica y, sobre todo, frente a las frecuentes negativas de las editoriales, ya sea porque el manuscrito «no encaja», porque las colecciones atraviesan un periodo de «saturación», etc.
Los capítulos intermedios de la obra ofrecen otras perspectivas complementarias, necesarias en cualquier caso para entender de manera cabal el complejo fenómeno de los libros para niños y adolescentes. Se habla aquí de «prescripción y consumo», de «nuevas tendencias en la literatura juvenil» o de los «canales de transmisión» de los títulos. Como bien se sabe, en el caso de la literatura infantil y juvenil, la prescripción o mediación del adulto resulta determinante. El lector en formación ha de adquirir una progresiva autonomía para elegir sus textos, pero el proceso es lento y requiere de la intervención experta de muy diferentes profesionales. Entre ellos, aquí se aportan la perspectiva editorial (Violante Krahe, de Edelvives), la del docente (Hugo López Puerta, profesor de Educación Primaria), la del comercial (Fernando Aspe), la del Centro Español de Derechos Reprográficos (CEDRO), a través de Lucía Pastor, o la de las librerías (Elena Martínez Blanco, de Serendipia, en Tres Cantos, Madrid).
La contribución de Elena Martínez, titulada «La librería como prescriptora del barrio», constituye una buena muestra de las variadas actuaciones que han asumido en los últimos tiempos las librerías más dinámicas. Da cuenta la ponente de un periodo reciente de transición en el que ha sucumbido en gran medida el modelo tradicional del librero que aguarda pacientemente a los clientes, mientras lee de manera incesante. Señala Elena Martínez que ahora las librerías, especialmente las de barrio o de nueva creación, se han convertido en lugares de encuentro de los lectores con autores, editores, ilustradores, contadores de historias o cuentacuentos, etc. Muchas librerías organizan presentaciones de libros, clubes de lectura, actividades formativas para públicos distintos a la vez que lanzan periódicamente mensajes desde las redes sociales. Tras analizar el contexto cultural y comercial donde instalaba su establecimiento, Elena Martínez optó por enfocar preferentemente su librería al público infantil. Y que ha acertado con sus decisiones hasta el momento lo demuestra que ha abierto una segunda librería en la misma ciudad, Tres Cantos.
Al revisar las nuevas tendencias de la literatura juvenil, el escritor Nando López insiste en que las fronteras entre la literatura para adolescentes y jóvenes y la destinada a los adultos son cada vez más difusas. Autores, editoriales y librerías buscan un lector universal en este terreno, al que se denomina con frecuencia young adult (o joven adulto). La también escritora Iria G. Parente aborda en su ponencia la relevancia que han adquirido en los últimos años los recursos digitales tanto en lo referente a la creación literaria como a la difusión de los textos. Muchos éxitos editoriales surgen hoy en comunidades lectoras en línea, que acogen e impulsan determinadas obras en su estado primigenio. Plataformas como Fotolog, Wattpad, redes sociales como Instagram o TikTok, contribuyen y mucho a potenciar la publicación, divulgación y venta de muchos títulos.
Pero no se han de descuidar por ello otros «canales de transmisión» más tradicionales. Paco Abril, director de la revista de literatura infantil y juvenil Lazarillo, una de las pocas que se editan todavía en papel, comenta con buenas dosis de entusiasmo la repercusión y buena acogida que goza la revista en diferentes sectores. Rut Rodríguez Gonzálvez, bibliotecaria, expone las muy variadas actuaciones que desde una biblioteca se pueden emprender en el camino del fomento de la lectura en niños y jóvenes. Insiste también en la necesidad de que el personal de la biblioteca actualice de modo permanente su formación y en la conveniencia de que actúe de manera coordinada con colegios y librerías. Por su parte, Javier Fernández Jiménez, creador y conductor de radios escolares, pone de relieve la natural alianza que se estableció desde antiguo entre la radio y la literatura, y da cuenta de las muchas posibilidades que las radios escolares ofrecen para el comentario y la divulgación de los libros.
En definitiva, el volumen Leer al escritor de literatura infantil y juvenil: escribir para niños y jóvenes ofrece, entre otras, la peculiaridad de abordar los libros infantiles y juveniles desde las variadas facetas que concurren en el acontecimiento literario: creación, edición, divulgación, distribución, mediación o prescripción y lectura, meta final de cualquier obra.
José Domingo Dueñas Lorente
Universidad de Zaragoza
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